Politizando los cuidados en la Río
20 Al examinar la ética del cuidado, apor- ta una visión crítica sobre el desencan- to que puede surgir en la práctica del cuidado cuando se desvincula de un enfoque ético y comprometido con la transformación social. Este desencan- to puede ser contraproducente para la SC, que se basa en la participación activa de los colectivos sociales para lograr cambios significativos en los procesos de salud-enfermedad-aten- ción de la población. Esta perspec- tiva crítica es esencial en la SC, que busca no solo describir los fenómenos de salud, sino también generar accio- nes en torno a ellos para mejorar las condiciones de vida de la población y apuntar a la construcción de un pro- yecto transformador y profundo en el campo de la salud colectiva (Ramírez et al., 2013). La autonomía de las comunidades es fundamental en este enfoque pues en la racionalidad capitalista la apropiación de recursos materiales y simbólicos de los grupos sociales, deviene en domi- nación y despojo(Quijano, 2000). En el campo de la salud con una perspectiva crítica, se busca reconocer y respe- tar los saberes locales, aquellos cono- cimientos que, aunque han sido tradi- cionalmente marginados, poseen un valor incalculable en la gestión sanitaria (Ramírez et al., 2013) proyectando ade- más, otros conocimientos y formas de organización social para el cuidado co- lectivo. Por otro lado, en lugar de tratar la salud como una responsabilidad indi- vidual, el enfoque crítico reconoce que las inequidades estructurales, las des- igualdades económicas y las injusticias sociales son determinantes cruciales de la salud (M. S. Anigstein et al., 2021; Ramírez et al., 2013). De este modo, la salud colectiva no solo busca curar o prevenir enfermedades, sino también transformar las condiciones que perpe- túan la desigualdad. Desde una perspectiva territorial, el enfoque crítico aboga por la necesi- dad de contextualizar las estrategias de salud. No se trata de imponer solu- ciones universales, sino de adaptar las acciones a las realidades específicas de cada territorio. Esto implica com- prender las particularidades culturales, históricas, sociales y económicas de las comunidades, para que las accio- nes en salud no solo sean efectivas, sino también respetuosas, sostenibles y le hagan sentido a las personas del territorio. El paradigma emancipatorio que emer- ge en diversos espacios de formación en salud e interrelación comunitaria, se apoya en varios conceptos y pilares fundamentales como la observación comprensiva, que va más allá de una simple empatía hacia las problemáti- cas de las personas y colectividades. Así, el análisis profundo y conjunto, donde se promueve la colaboración colectiva en la creación de estrategias e intervenciones, buscará soluciones participativas a los problemas de sa- lud, reconociendo la importancia del contexto social y cultural en el bien- estar de las personas (McCall et al., 2023) El paradigma también pone un fuerte énfasis en la crítica a las injusticias y la crisis civilizatoria existente, cuestio- nando las estructuras que gobiernan a las instituciones (Ramírez et al., 2013; Vosman, 2020). Las luchas de movi- mientos sociales en torno a la dimen- sión sanitaria, social, ambiental, y su camino histórico, han sido fundamen- tales en la apertura a nuevas discusio- nes sobre la dignidad, a otras formas de poder, ser y conocer que han ex- pandido la noción de salud y cuidados cuestionando también los conocimien- tos de la ciencia convencional (Firpo Porto et al., 2022). Así las nociones
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