Prender fuego. Antología. Primer Concurso Latinoamericano de Cuentos Marta Brunet

45 niña. Vamos, mi niñita, vamos, ya llegamos, queda poco. El barro se me pega al cuerpo. Suelto la mochila, mojada pesa demasiado. Los documentos. Braceo, braceo, pero entra poco aire. El barro no me deja ver. Se me adormece el cuerpo. Mamaíta ¿qué has venido a hacer a este río lleno de barro? ¿Qué haces aquí? Entre San Antonio (Venezuela) y Villa del Rosario (Colombia) los paramédicos del servicio de rescate encuentran el cuerpo de una mujer embarazada cubierto de algas, helechos y barro. Los camilleros advierten que el corazoncito del bebé sigue latiendo. Uno de ellos des- cribe en el informe que «la víctima, de sexo femenino, de unos cua- renta años de edad, tiene el cabello renegrido y piel de color canela, la nariz respingada, con pecas y unas manos de dedos largos». Debe de haber sido una hermosa mujer, dice el chofer que con- duce la ambulancia, santiguándose. A los dos días, un periodista, en la redacción del diario más amarillo de la ciudad escribe: «Alertamos que episodios como estos podrían repetirse debido a la emergencia que vive el país y que impulsa a los ciudadanos a atra- vesar la frontera».

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