Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

95 El comercio internacional agravó este problema en los años ochenta. Algunos países industrializados más estrictos con el medio ambiente, con el fin de evitar el alto costo de eliminar los desechos peligrosos a nivel nacional, comenzaron a enviar los desechos a los países en desarrollo. Chile no escapó de estas prácticas, en el año 1985 más de 20 mil toneladas de desechos tóxicos de origen sueco fueron vertidos ilegalmente en la ciudad de Arica, los graves efectos en la salud de las personas y en el ecosistema terrestre se reportan hasta la actualidad. Han pasado más de 30 años de este lamentable suceso y aún no hay un fallo o solución final para este problema. Un grupo de expertos de la ONU en junio de 2021 instó a los gobiernos de Chile y Suecia a hacer justicia y eliminar los desechos tóxicos vertidos en esa ciudad, señalando que “deben to- marse medidas urgentes para devolver de forma segura los residuos peligrosos a Suecia para su eliminación adecuada”. Como las injustas prácticas anteriores se repetían en diferentes países, en 1989 se redactó el Convenio de Basilea ( CB ) sobre el Control de Movimientos Transfronterizos de Desechos Peligrosos y su Eliminación, adoptado en respuesta a fuertes protestas públicas en los años 80, tras el descubrimiento de depósitos de desechos tóxicos en países en desarrollo provenientes del extranjero. Las dispo- siciones del Convenio giran en torno a la disminución de la generación de dese- chos peligrosos y la promoción de una racional gestión ambiental, la restricción de movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y la aplicación de un sistema regulatorio para los movimientos permisibles de desechos peligrosos. El CB requiere informes anuales de cada parte, ofrece asesoramiento legal y técnico y promueve la asistencia financiera a los países en desarrollo. El CB entró en vigor en 1992 y actualmente hay 170 partes en el convenio (incluido Chile); sin embar- go, Estados Unidos y Haití lo han firmado pero no ratificado. De manera similar, el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Or- gánicos Persistentes ( COP s) entró en vigor el 2004. El convenio requiere que las partes tomen medidas para eliminar o reducir su producción y establece con- troles estrictos sobre la utilización, importación, exportación y emisión al medio ambiente de COP s, debido a que estas sustancias tóxicas, principalmente subpro- ductos químicos industriales y plaguicidas, son altamente dañinos, se propagan fácilmente y se vuelven más concentrados, y por lo tanto más peligrosos, a medi- da que se mueven de un organismo a otro en la cadena alimentaria. La mayoría de los COP s regulados por dicho convenio ya han sido prohibidos en los países desarrollados según la legislación nacional, por lo que el objetivo principal del tratado es proporcionar asistencia financiera y técnica a los países en desarrollo. Actualmente 184 países han ratificado el convenio, Chile lo ha firmado y ra- tificado, mientras que Estados Unidos se ha convertido en signatario sin ratificarlo. ¿Por qué los problemas de contaminación se han abordado con más fa- cilidad que el calentamiento global o la pérdida de biodiversidad? Tres factores explican el éxito de las medidas internacionales contra la contaminación:

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