Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro
82 índice de globalización, siendo Chile y Perú los países que tuvieron el mayor aumento; no obstante, Chile es el país con el mayor aumento de emisiones de CO 2 , consumo de energía eléctrica y huella ecológica al comparar ambos perío- dos, mientras que Argentina fue el único país que mantuvo casi sin variación su huella ecológica. Aumento de ingresos en la población se relaciona con un aumento del consumo de bienes y servicios El aumento de los ingresos en la población, debido al crecimiento económico, conlleva a un mayor consumo de bienes y servicios, cuyo efecto negativo es el aumento de la producción, la generación de residuos comerciales y domicilia- rios y la emisión de gases contaminantes y GEI , que conducen a la degrada- ción del medio ambiente. Aluko et al. (2021), quienes estudiaron el efecto de la globalización en la degradación ambiental de 27 países, reportaron que un aumento del 1% en el PIB per cápita condujo a un aumento de 0,86% en la degradación ambiental, debido al aumento de la demanda de bienes y servicios que ejerce una presión adicional sobre el medio ambiente a través del aumento de la producción y el consumo de energía. En resumidas cuentas, este aumento del consumo en la población potencia los factores descritos, generándose un ciclo que degrada el medio ambiente interminablemente. Los patrones de consumo y producción son la causa fundamental del deterioro ambiental. El aumento del consumo per cápita ha impulsado un au- mento exponencial en la producción humana y el consumo de todo, desde ve- hículos de motor hasta fertilizantes sintéticos, papel y plástico hasta el uso de agua y energía. De manera aislada, el consumo de una sola persona podría te- ner poco impacto en el medio ambiente. No obstante, el consumo acumulativo, que multiplica comportamientos similares por millones o miles de millones de personas que componen una población, tiene impactos ambientales directos y poderosos en los sistemas naturales del planeta. La economía convencional elogia el consumo como motor del creci- miento económico que satisface las necesidades y deseos humanos, lo cual, sumado a la difusión global de los estilos de vida basados en el consumo a través de la publicidad y los medios de entretenimiento, ha alentado con éxito el consumismo y avivado las aspiraciones de alcanzar el estatus de consumi- dor en un mundo donde no existe un “derecho a consumir” limitado. En un mundo cada vez más desigual, los datos sobre el consumo per cápita ocultan variaciones considerables en la forma de vida de las personas. Por ejemplo, las tasas per cápita de consumo de energía, agua, alimentos y materiales son rela- tivamente estables en el mundo desarrollado, pero con niveles muy elevados en relación con los países en desarrollo. En países de rápida industrialización, como China e India, el consumo per cápita es comparativamente modesto, pero
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