Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

58 barrios cuyas casas y servicios que no distan mucho de los que se ofrecen en países desarrollados y tienen acceso a servicios de salud de primera calidad. Las clases medias han progresado en su acceso a bienes y servicios, pero de- penden, en gran medida, del endeudamiento con bancos y casas comerciales. Han adquirido nuevas casas, buscan enviar a sus hijos a colegios pagados y enfrentan las atracciones de la sociedad de consumo. A su vez, los sectores populares formados por clases trabajadoras y sectores marginalizados viven en un país de modestos salarios, precariedad laboral y barrios inseguros, lo que se ha generalizado a otros sectores también. En cuanto al acceso a salud, este es afectado por listas de espera en casos de cirugías y tratamientos más complejos. Además, en las ciudades más congestionadas, particularmente en Santiago, la mayoría de sus habitantes gastan largas horas desplazándose hacia y desde sus lugares de trabajo. Cómo lograr una prosperidad económica, equitativa y ambientalmente sustentable, en el marco de una democracia más participativa, es el gran desafío de un proyecto de transformación económica posneoliberal que acomode un mejor acceso de salud a la población. Desigualdad de ingresos y riqueza Un rasgo estructural de la economía chilena es su alta desigualdad de ingresos, riqueza, oportunidades y acceso a servicios sociales —incluyendo la salud—. Esta desigualdad se refuerza por mecanismos económicos e institucionales que son difíciles de alterar en el corto plazo. En los últimos 50 años la desigualdad de los ingresos alcanza sus niveles históricos más bajos durante el gobierno de Allende, pero se revierte a sus niveles más altos durante el régimen militar, para disminuir gradualmente en las décadas posteriores al restablecimiento de la democracia, aunque manteniéndose a niveles altos (según estándares interna- cionales), en especial la desigualdad de riquezas (Solimano, 2017). El coeficiente de Gini de ingresos, una medida ampliamente usada de la distribución de ingresos brutos (ingresos antes de impuestos y transferencias), es cercano a 0,50, un nivel considerado alto internacionalmente. Por otro lado, el coeficiente de Gini de riqueza personal se eleva a 0,70 (Solimano, 2020) de acuerdo con los cálculos de la Encuesta Financiera de Hogares del Banco Cen- tral de Chile. La riqueza personal es la suma de la riqueza física, como propiedades, tierra, vehículos, obras de arte, joyas, más la riqueza financiera, constituida por acciones, bonos, depósitos bancarios, oro y otros activos. A su vez, la riqueza neta es la riqueza bruta total menos los pasivos (deudas) de las personas. En América Latina y en el mundo la desigualdad de la riqueza (Gini de riqueza personal) es substancialmente mayor que la desigualdad de los flujos de in- gresos (sueldos y salarios, intereses, dividendos, rentas), el Gini de ingresos

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=