Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

52 En la dimensión regional, más que intentos de cooperación hubo inicial- mente comparaciones más bien ingratas entre algunos países sobre sus éxitos o fracasos en las primeras etapas de la pandemia, seguidos por algunos esfuer- zos de intercambio de protocolos e incluso distribución de algún equipamiento de emergencia como ayuda humanitaria bilateral, sin que eso fuera obstáculo para una cierta “carrera” por obtener equipamiento y vacunas de los centros exportadores. En cuanto a la disponibilidad de vacunas, algunos países como EE . UU . y Chile han logrado resolver su demanda de dosis por sus propios recursos cele- brando contratos directos y tempranos con laboratorios o entidades nacionales. La OPS reporta, al 9 de abril de 2021, más de 247 millones de dosis administra- das (24% de la población de las Américas) con 48 países y territorios que habían comenzado la vacunación a esa fecha. Sin embargo, solo 28 han recibido apor- tes de dosis a través de Covax que ha entregado globalmente apenas 3 millones de dosis, una proporción realmente muy pequeña para las necesidades incluso de los países más pobres. Esto, junto a prácticas de distribución focalizadas en algunos países, como a través de farmacias privadas, puede conducir a un aumento de las desigualdades socioeconómicas, así como a generar una mayor demora en lograr coberturas adecuadas para evitar futuras cuarentenas. La diferencia de respuestas dentro y entre los países denota una cla- ra falta de cooperación y de espacios de diálogo técnico y político para aunar esfuerzos, comparar experiencias o emprender iniciativas conjuntas. En otras palabras, hasta hoy cada país funciona sin considerar a los demás, demostrando una falta de convocatoria colectiva para constituir un bloque de influencia. La situación también acusa la debilidad de orientación y apoyo a los paí- ses por parte de los organismos multilaterales regionales que trabajan en salud y desarrollo, como la OPS y el BID . Además se inserta en un ambiente en que las Américas considera (con excepción de unos dos o tres países) como región de ingresos medio-altos, o sea sin necesidad de apoyo de recursos, comparada con otras más necesitadas como África o partes de Asia. La OPS , organismo del cual se esperaría un apoyo fuerte en el control de cualquier emergencia sanitaria regional, ha vivido un período difícil desde el inicio de la pandemia, en parte como reflejo de las críticas a la propia OMS y sobre todo desde que Estados Unidos declaró su salida del organismo y la sus- pensión de sus aportes financieros. Tal como con la OMS , Estados Unidos está normalizando sus aportes a la OPS con la administración Biden. Una mayor colaboración e integración regional durante esta pandemia sería un valioso activo para resolver problemas inmediatos y complejos, como el cierre de fronteras, la especulación económica ante el desabastecimiento de equipamiento de protección personal y tests , el manejo de sistemas logísticos internacionales, control de nuevas cepas, y la distribución equitativa de la va- cuna. Como lo señala el expresidente Ricardo Lagos de Chile, la pregunta es

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