Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

40 En cuanto a la gobernabilidad, basta citar a Michel Coppedge (Camou, 2001), quien la define como“el grado en el cual el sistema político se institucio- naliza”, y la institucionalización, citando a Huntington, como “el proceso por el cual las organizaciones y los procedimientos adquieren valor y estabilidad” (Huntington, 1968). A partir de interrogarse respecto de quiénes deben otorgar validez a los procedimientos y organizaciones, apunta a los “llamados actores estratégicos”, a aquellos que son“capaces de socavar la gobernabilidad, interfi- riendo en la economía y en el orden”. Desde la incorporación en 1948 de la Organización Mundial de la Salud como una agencia especializada de las Naciones Unidas, la orientación formal de las directrices de salud global se ha centrado en la OMS . Sin embargo, esta ha carecido de las capacidades, mandatos y recursos suficientes para ejercer una dirección efectiva en todos los ámbitos de la salud global y para todo el mundo. Las expectativas de que la OMS asumiera un rol de dirección global y a la vez efectiva han quedado muy por debajo debido a la gobernanza que los países miembros le fueron dando a esta institución. Basta con reiterar que dicha entidad no cubre todos los aspectos de la salud pública ni todas sus disciplinas, además de otros problemas estructurales, como la exagerada autonomía de sus oficinas regionales. Los intentos sucesivos de hacer más efectivo el sistema han significado mejoras y cambios en su gobernabilidad, sin que parezcan satisfacer enteramente a sus interesados ( stakeholders ), los que han avanzado hacia la creación de otros organismos paralelos y asociados, especialmente los princi- pales contribuyentes a la salud mundial, unos verdaderos actores estratégicos. Desde la Edad Media ya se había detectado que el manejo de ciertas en- fermedades transmisibles estaba por encima de lo que un solo gobierno podía manejar sin coordinar con los vecinos. Aun así, los primeros acuerdos efectivos de cooperación recién se plasmaron a fines del siglo XIX . En la Conferencia In- ternacional Sanitaria deVenecia de 1892 se establecieron los arreglos para pre- venir la transmisión del cólera. Otras conferencias posteriores agregaron otras enfermedades transmisibles, como la fiebre amarilla y la viruela. Cabe destacar que el impulso de estas reuniones no era epidemiológico, sino que evitar que estas enfermedades afectaran al comercio y la circulación de las personas. Para implementar las medidas recomendadas se creó en 1902 en las Américas la Oficina Sanitaria Internacional. Esta se transformaría en la Oficina Sanitaria Pan Americana, la que devengaría eventualmente en la Organización Panamericana de la Salud ( OPS ). En 1897 se establece L’Office Internationale de l’Hygiene Publique en Europa con objetivos similares, aunque cada una trabajaba en su área geográfica sin coordinarse entre sí o enfrentar temas co- munes o globales. La línea de trabajo de estas instituciones regionales era de apoyo a las políticas y programas de los países sin intentar crear una visión colectiva y, ciertamente, sin convertirse en ejecutoras directas. Esta era tarea para los países miembros.

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