Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

317 19. Salud Pública y Protección Civil frente a riesgos de potencial global Alberto Maturana Palacios Introducción Al tratar un tema tan arduo e interesante como el de las emergencias y desas- tres globales, no se puede dejar de constatar que el siglo recién pasado fue, sin lugar a dudas, el más catastrófico que conociera la humanidad. Un siglo que conoció guerras mundiales, emergencias nucleares, una feroz multiplicación de la población, los primeros signos del cambio climático y el vertiginoso desarro- llo de la inteligencia artificial ( IA ) (Bostrom, 2016) no podría habernos legado sino un enorme conjunto de desafíos para el siglo XXI . Lamentablemente, los primeros veinte años que llevamos de este siglo no han sido particularmente generosos en señales o indicios que nos permitan abandonarnos al optimismo. Al contrario, las dudas acerca del futuro de la especie humana acechan. Como sostuviera el reconocido historiador Eric Hobsbawm al final de su Historia del siglo XX : “Cuanto he escrito hasta aquí no puede decirnos si la humanidad es capaz de resolver los problemas a los que se enfrenta el final del milenio, ni tampoco cómo puede hacerlo”(Hobsbawm, 2014: 493). Juicio bastante desalentador el anterior, es cierto. Lo que no puede obs- tar, sin embargo, a reconocer y valorar algunos esfuerzos encomiables que se han llevado a cabo para erigir instancias internacionales que permiten a los países del globo enfrentar de manera coordinada y eficaz algunas emergencias que, por su magnitud y potencial daño, nos conciernen a todos y todas, en tanto habitantes de una misma comunidad global. Uno de esos primeros esfuerzos puede remontarse al que llevaron a cabo algunas ciudades europeas para acudir en ayuda de la ciudad de Lisboa, tras el devastador terremoto sufrido el año 1755 (Revet, 2011: 541). Otro tanto tuvo lugar luego del terremoto de Caracas en 1812 (Revet, 2011). Sin embargo, este tipo de ayudas tuvo su origen en el buen criterio y sentido de comunidad que exhibían, de vez en cuando, algunos países. Debemos esperar recién al siglo XX para que, catástrofes mediante, este tipo de respuestas cristalicen al interior de instituciones multilaterales de carácter supranacional. Fenómenos como el te- rremoto de Messina (1908), la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Segun- da Guerra Mundial (1939-1945), la Guerra Fría y la permanente amenaza de la“destrucción mutua asegurada”( MAD , por su sigla en inglés) producto de la bomba atómica, inundaciones y ciclones en Pakistán oriental (1970), la Primera Guerra del Golfo (1990-1991) (Revet, 2011), y un largo etcétera de desastres naturales, bélicos y sociales aceleraron la creación de redes internacionales de

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