Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

286 altos ingresos, al momento de requerir atención, podría no encontrar camas de cuidados intensivos disponibles por estar estas ocupadas por personas que la autoridad sanitaria hubiera derivado previamente. La angustia que seguramen- te generaría en esa persona de altos ingresos el no poder acceder a atención de salud es una vivencia de cotidiana normalidad para los segmentos más pobres y vulnerables de la población y, por lo mismo, quizás el grado de conciencia social respecto de la necesidad de asegurar acceso a atención de salud para todas las personas, independientemente de sus niveles de ingresos, pueda aumentar y así fortalecer el principio de la solidaridad y facilitar los cambios requeridos en el sistema de salud. Para mejorar la equidad de acceso y fortalecer la continuidad de la aten- ción sanitaria, resulta fundamental fortalecer redes integradas de servicios de salud ( OPS , 2010). En esta perspectiva, dos ámbitos que requieren especial men- ción son, en primer lugar, los recursos humanos para salud, y, en segundo lugar, los sistemas de información. En relación con los primeros, es necesario asegurar que los recursos humanos sean apropiados en cantidad y calidad, lo que reque- rirá políticas de Estado reflejadas en acuerdos estables de largo plazo entre los gobiernos y los centros formadores, que se construyan sobre la base de objetivos de país que trasciendan la temporalidad de los gobiernos de turno. Respecto de los sistemas de información, el mayor desafío es la integración de la información de salud pública y de los sistemas prestadores de atención, de manera que se puedan tomar decisiones oportunas basadas en información confiable. En el escenario internacional, los desafíos no son diferentes que los observados en el nivel nacional, pues las inequidades también se reproducen entre países. Por ejemplo, cuando en algunas naciones de más altos ingresos se discute la implementación de dosis de refuerzo para sus poblaciones, en la mayoría de los países en vías de desarrollo sus poblaciones ni siquiera han recibido la primera dosis, incluidos los trabajadores de la salud. Más aún, en los países de más bajos ingresos menos del 1% de la población ha recibido vacunas (World Bank, 2021). La respuesta a estas realidades ha movilizado iniciativas para fortalecer la solidaridad entre países, lo que se expresa, respecto del acceso a las vacunas, en llamados como el del Fondo Monetario Internacional para asegurar la aplicación de ellas al 40% de la población en todos los países a fin de 2021 y al 60% a fin de 2022 (Agarwal & Gopinath, 2021) y el programa de acceso global a vacunas ( COVAX ) de OMS ( WHO , s. f.), cuya agencia de dis- tribución en la región de las Américas es el Fondo Rotatorio de Vacunas de la Organización Panamericana de la Salud ( OPS , 2021). En otra dimensión, la experiencia del Covid-19 también ha desnudado las fragilidades del sistema internacional para generar las alertas que podrían haber permitido reaccionar precozmente y haber evitado la pandemia. El panel de expertos independientes nombrado por la OMS para examinar el origen y de- sarrollo del Covid-19 no solo estableció que la pandemia pudo haberse evitado,

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