Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro
281 Los sistemas de salud forman parte de sistemas mayores de seguridad social; es decir, modalidades institucionales mediante las cuales la sociedad or- ganiza respuestas que tienen por propósito otorgar protección a las personas frente a diferentes estados de necesidad que estas puedan tener. Por lo tanto, los sistemas de salud reflejan los valores predominantes en una sociedad y que se expresan en el ámbito legal e institucional para la formulación e implemen- tación de políticas de salud y el desarrollo de las organizaciones sanitarias. De este modo, los países organizan sus sistemas de salud de acuerdo con los valo- res nacionales y principios para lograr los objetivos de salud que se proponen. Dentro de este marco conceptual, un sistema de salud, además del ob- jetivo final de contribuir al mejoramiento global del nivel de salud, tendría también otros dos objetivos intermedios. Por una parte, responder a las expec- tativas de los usuarios, que no son expectativas técnicas, sino que están referi- das a dignidad, confidencialidad, autonomía, atención oportuna, apoyo social, comodidades básicas y elección de prestadores ( WHO , 2000).Y, por otra parte, un sistema de salud también tiene por objetivo una contribución financiera justa; es decir, cada persona contribuye al financiamiento del sistema en fun- ción de sus capacidades financieras y hace uso del sistema en función de sus necesidades ( WHO , 2000). Este objetivo descansa en los conceptos de equidad y de solidaridad, que están en la base de cualquier arreglo de seguridad social. Para alcanzar estos objetivos, en el marco conceptual propuesto en su informe del año 2000 enfocado en la evaluación del desempeño de los sistemas de salud, la OMS contempló cuatro funciones básicas de un sistema de salud: entrega o prestación de servicios, creación o generación de recursos, financia- ción (recaudación y distribución de recursos financieros) y rectoría ( stewardship ) ( WHO , 2000). Entre estas funciones, las tres primeras podrían ser ejercidas por agentes públicos o privados, pero la rectoría sería una función indelegable del Estado. Posteriormente, la propia OMS hace un giro de enfoque desde funcio- nes a componentes de un sistema de salud, en virtud del cual identifica seis componentes: entrega o prestación de servicios; recursos humanos para salud; información; medicamentos y tecnología; financiación, y rectoría y gobernan- za ( WHO , 2007). Este nuevo enfoque, que en términos prácticos desagrega la función de creación o generación de recursos del marco conceptual previo en recursos humanos para salud, información y medicamentos y tecnología, más allá de sus limitaciones, ha tenido la virtud de ir generando un lenguaje común y proporcionar una herramienta útil para los procesos de planificación, decisio- nes de financiación y determinación de prioridades (Sacks et al., 2019). En una perspectiva amplia respecto de la contribución que un sistema de salud hace al bienestar de la sociedad en la que está inserto, hay autores (Fi- gueras y McKee, 2012) que reconocen tres ámbitos: i) al producir salud, la que en sí misma es un componente del bienestar; ii) al ser el sistema de salud un importante actor de la economía, lo que significa que el sistema de salud tiene
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