Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

257 sus consecuencias. Las restricciones son altamente discriminatorias cuando la sexualidad y la reproducción se centran en los procesos biológicos que ocurren dentro del cuerpo y no consideran lo que el contexto social y cultural determina sobre la biología. Astelarra (2005) devela con gran nitidez lo que el sesgo de gé- nero implica en la esfera política, pues la lectura e interpretaciones hegemónicas de la participación femenina impiden comprender cabalmente las limitaciones que el orden social impone al banalizar y relegar su participación a un rol se- cundario. Resulta fundamental en ese ejercicio poner el foco sobre lo sexual y lo reproductivo, ya que este ámbito requiere sin duda de políticas públicas inter- sectoriales y universales, pero por iguales razones se abre camino con dificultad en el espacio de discusión política. El sesgo de género gravita para no conside- rarlo un tema público sino privado, y para dar limitada importancia y legitimidad a la participación y voces femeninas, las que suelen venir desde la sociedad civil representando la diversidad de sus demandas. Todas las subalternidades son di- bujadas como tales desde el poder tradicional en la esfera política. Esto resulta muy claro en Chile cuando revisamos las discusiones legislativas relativas a estas materias; la legitimidad que se otorga a unas voces y no a otras es parte de la asignación que el patriarcado hace desde esa visión de mundo (Palma 2015). Grandes nudos quedan así representados por la ausencia de las mujeres en la discusión política, y en el incuestionado control que el Estado asume que puede tener sobre el cuerpo femenino y sus decisiones. Esto nos hace pensar en la idea del Estado patriarcal que ha sido comentada por Bareiro (Seminario Prigepp Democracias 2021), dado que en ella visibiliza y ubica este eje de dominación, develando en su análisis las discriminaciones que desde su estructura se repro- ducen en nuestras sociedades. El Estado y sus agentes son el principal actor de lo que conceptualmente denominamos violencia institucional, ámbito recono- cido por diversas legislaciones en materia de violencia de género en la región. Innumerables fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ( CIDH ) demuestran justamente la vulneración de DDSSRR con evidente participación del Estado, por acción u omisión. La CIDH realizó en 2017 un llamado a los Es- tados a“adoptar medidas integrales e inmediatas para respetar y garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres” 35 . La preponderancia de lo biológico sobre lo social y cultural resuena en esta discusión; sexo sobre género sirve para mantener alejado el componente político de esta conversación. Parece demasiado obvio decirlo pero, como en cualquier otra esfera de la vida social y humana, en lo sexual y en lo reproduc- tivo no todo lo que nos ocurre lo podemos controlar. Desde el patriarcado, de forma ambivalente, se castiga a las mujeres por no tomar control sobre su ferti- lidad y, por otro lado, se les restringe el acceso a herramientas que permitan la construcción de mayor autonomía para tomar esas decisiones. La tecnología ha 35 https://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2017/165.asp.

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