Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

22 global. Por ejemplo, como se resalta en algunos de estos artículos, la incursión de capital privado y de proveedores privados financiados con fondos públicos, en los sistemas de salud dejó lamentablemente a muchos países mal prepara- dos para enfrentar el SARS -CoV2, incluso cuando la pandemia nos mostró la importancia de la provisión de atención (en salud y más ampliamente) como el mayor y más infravalorado tesoro de la humanidad. Si bien colmamos de elogios a los trabajadores de la salud y otros trabajadores esenciales que aguantaron las cargas de lo peor de la pandemia, nuestra forma de capitalismo depredador y financiero, todavía dominante, exacerbó las desigualdades socioeconómicas que ya eran enormes. La riqueza multimillonaria se disparó durante la pande- mia, incluso cuando la mayoría de los pueblos del mundo vieron colapsar sus medios de subsistencia. Aún es discutible si la pandemia finalmente derrocará el control hege- mónico del neoliberalismo sobre los determinantes de nuestra (mala) salud, como esperábamos que hubiera hecho la crisis financiera mundial de 2008. El lema de la inflación tiene a los halcones fiscales afilando sus garras, culpando al exceso de endeudamiento y gasto de los gobiernos (para hacer frente a la pandemia), mientras ignoran en gran medida las interrupciones de la oferta y la demanda y el exceso de especulación empresarial como causas probables. La invasión de Rusia a Ucrania ha echado por la borda muchos de los compromi- sos que los países han hecho para descarbonizar sus economías y alcanzar su objetivo de emisiones netas cero para 2050. El fracaso de la democracia liberal bajo las restricciones de las desigualdades neoliberales ha incitado a una nue- va generación de autócratas deseosos de dividir y conquistar a un público ya fracturado. Este es el panorama de la salud mundial a fines de 2022. Parece sombrío (lo es); sin embargo, como cuestiona esta publicación, existen opciones de po- líticas que los gobiernos podrían seguir para mitigar estas crisis. El cambio cli- mático (descrito con mayor precisión ahora como caos climático) es la amenaza más apremiante para la salud humana y de los ecosistemas. Los combustibles fósiles siguen siendo políticamente poderosos, como lo demuestra el desafío al que se ha enfrentado la administración Biden, de EE . UU ., al tratar de imple- mentar su agenda de protección social y climática de“reconstruir mejor”. Aun así, los subsidios y las inversiones en“energía verde”superan a los del petróleo y el gas, y existe un impulso para instituir impuestos fronterizos sobre el carbo- no para incentivar el cumplimiento global de los acuerdos para reducir las emi- siones, en un intento de aprovechar el comercio global para un bien público (en lugar de uno singularmente privado). Hacerlo de manera equitativa significa garantizar que los mercados mundiales de carbono se rijan de manera que los países ricos asuman costos desproporcionados que reflejen su responsabilidad histórica por las emisiones, y que las soluciones“basadas en la naturaleza”no les permitan reducir sus emisiones simplemente comprando compensaciones

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