Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

186 discutido previamente, la diversidad de actores involucrados y de actividades contempladas otorga gran complejidad a su descripción y análisis. Si bien se asume que quienes actúan dentro de la Salud Mental Global tendrían una cier- ta idea común respecto a su definición, no existe un consenso claro y explícito al respecto (Fernando, 2012). Una reciente revisión sistemática es muy útil en cuanto a otorgar una descripción y clasificación de las distintas formas en que el término es consi- derado en la literatura internacional, aunque sin constituir un desarrollo con- ceptual propiamente tal (Rajabzadeh et al., 2021). En primer lugar, estaría toda la actividad enmarcada en la investigación que pueda generar nuevos conoci- mientos y que en definitiva guíe las políticas públicas lideradas mundialmente, considerando, eso sí, el involucramiento de actores locales. En segundo lugar, encontramos la implementación de diversas formas terapéuticas de enferme- dades, que evoluciona desde formas institucionales de atención sanitaria hacia modelos más bien comunitarios. Una tercera categoría la constituye la mejoría de las circunstancias y contextos sociales, que protejan a las personas con tras- tornos mentales en las distintas regiones del mundo. Finalmente, existe un área de trabajo relevante que se refleja en la prioridad de intervenciones en los países de bajos y medianos ingresos, intentando alejarse de estereotipos coloniales, como vimos previamente, e incentivando las colaboraciones internacionales. No es difícil comprobar que las principales prioridades de la Salud Men- tal Global, a pesar del vasto abanico de opciones epistemológicas que se han esbozado, se enfocan mayormente en el estudio de cuadros depresivos en paí- ses de bajos recursos, con una llamativa ausencia de datos contextuales y socio- demográficos que permitan una mejor comprensión de los fenómenos (Misra et al., 2019). Desde la mitad del siglo XX , se ha producido un cambio significativo en cómo se organiza la atención sanitaria para las personas que presentan un pro- blema de salud mental: desde un modelo centrado en el hospital psiquiátrico (asilar) a uno basado en servicios y cuidados comunitarios. Latinoamérica no ha estado ajeno a esto en un contexto de reformas en los distintos países de la región ( OPS , 1990). Es así como se ha intentado disminuir los hospitales psi- quiátricos y/o reducir las largas estadías en estos recintos, y se ha incentivado el desarrollo de nuevos dispositivos en la comunidad, tales como hospitales de día, centros comunitarios o residencias comunitarias, entre muchos otros. Estos esfuerzos se han enmarcado en gran medida desde la estrategia de Atención Primaria, especialmente en países de bajos y medianos ingresos (Caldas de Almeida & Horvitz-Lennon, 2010). Al mismo tiempo, en las últimas décadas, se ha puesto de relevancia la creación de instrumentos que permitan tener marcos normativos que otor- guen sustento en el tiempo a estos cambios mencionados. Muchos países de la región han promulgado leyes, normas y/o planes nacionales de salud

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=