Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

172 En esa línea, los impuestos a alimentos altos en nutrientes críticos son una estrategia estructural y fiscal muy importante para regular el precio de los alimentos, y ha demostrado tener efectos positivos en la disminución de inges- ta de nutrientes críticos y de compra de alimentos procesados y ultraprocesa- dos (Lhachimi et al., 2020; Pfinder et al., 2020). Asimismo, y al igual que con el etiquetado frontal, el WCRF (World Cancer Research Fund, 2018) publicó un informe que resume la evidencia disponible, en relación con impuestos a ali- mentos no saludables, lo que se suma a las recomendaciones de la OMS ( PAHO , 2015) de aplicar impuestos a las bebidas azucaradas como una estrategia efec- tiva para disminuir el consumo de azúcares y prevención de la obesidad y otras enfermedades asociadas a la dieta. Latinoamérica cuenta con dos países líderes en políticas públicas de alimentación y nutrición relacionadas con impuestos a alimentos no saludables: México y Chile. Los resultados del impuesto im- plementado a bebidas azucaradas en México (Sánchez-Romero et al., 2020) mostraron que después de la implementación de impuestos el porcentaje de personas que consumían estos líquidos de forma moderada a alta bajó desde 50% al 43%, mientras que el porcentaje de no consumidores subió de 10% a 14%. Chile también muestra una disminución en el consumo de bebidas azu- caradas, luego de la implementación de impuestos (Caro et al., 2018; Caro et al., 2020; Nakamura et al., 2018). Por otra parte, los subsidios a alimentos saludables como otra medida fiscal estructural también han mostrado ser efectivos para aumentar el consu- mo de frutas y verduras en la población (An, 2013; Sisnowski et al., 2017). La recomendación de la OMS es subsidiar el precio de frutas y verduras frescas en a lo menos 10% e idealmente 30% del precio base ( WHO , 2016). La recomenda- ción para obtener un mayor impacto es complementar ambas políticas fiscales: impuestos a los alimentos no saludables y subsidios a los alimentos saludables. Es importante mencionar que también existe evidencia suficiente que muestra que hay intervenciones que no tienen impacto en el aumento de con- sumo de frutas y verduras, ni en la disminución del consumo de alimentos altos en nutrientes críticos, ni en la mantención de un peso saludable. Entre estas se encuentra la implementación de guías alimentarias poblacionales ( GABA ) ( FAO , 1996), las que son seguidas por menos del 1% de la población en paí- ses de Latinoamérica ( FAO , 2014). Asimismo han fracasado las intervenciones que incluyen exclusivamente programas de educación alimentaria, sin tomar en consideración la influencia de los determinantes sociales y el entorno alimenta- rio en los hábitos y conducta de consumo (Contento, 2010). Gestión de las políticas públicas En las secciones anteriores concluimos que el abordaje de este problema debe ser integral, intersectorial y con participación ciudadana. Debería desarrollarse

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