Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

116 “apropiación”; Toledo et al., 2013: 47) y descartando lo que no necesita (desde desechos industriales hasta orgánicos). En este proceso acumulamos bienes materiales, como casas, industrias, carreteras, o ampliamos suelos agrícolas, pero nuestra capacidad de desarrollo se reduce. Esto conduce a una crisis am- biental y social, y, como dice Toledo (2013), tenemos un problema creado por la sociedad,“con nuevas dinámicas y sinergias impredecibles”(Toledo 2013, p. 41) y“umbrales planetarios”(Rockström et al., 2009; Steffen et al., 2015) que dejan a muchos por fuera de un espacio de elección, y a unos pocos con un margen muy amplio de decisión. Pero la variación del uso del suelo también tiene como factor de cambio la ocupación social de espacios y la urbanización, y aunque estas últimas han ocurrido desigualmente a nivel global, sus niveles de impacto van en aumento (Rojas et al., 2019). Tres cuartos de la población de América Latina vive en ba- rrios precarios, concentrados solo en tres países: Brasil, México y Perú (Sandoval y Sarmiento, 2018). Esto no es solo un problema asociado al tipo de viviendas o precariedad socioeconómica; estamos frente a una pobreza multidimensional, respecto de la cual el entorno ambiental, social y económico también lo es. El tejido social vive en riesgo y el tejido ecológico ha sido transformado y habitado sin planificación alguna, y, en este sentido, los ecosistemas dejan de ser vistos como una contribución. La expansión urbana en LAC va de la mano de la expo- sición al peligro; asimismo, factores políticos y sociales están influyendo sobre la vulnerabilidad de la población, lo que obliga, permite o define la ocupación de las zonas calificadas con peligros de remoción en masa, inundaciones, desli- zamientos de tierra, entre otros. Lo anterior reduce la resiliencia y la adaptación al cambio climático, con consecuencias negativas para la biodiversidad y los más vulnerables (Swyngedouw & Kaika, 2014). Estamos claramente ante una falta de gobernabilidad y gobernanza que se ha convertido en una desigualdad normalizada. Aspiramos a un aire libre de contaminación, agua pura para el consumo humano, alimentos saludables, espacios de esparcimiento, entre otras necesi- dades básicas.Todos los ámbitos anteriores están relacionados con un adecuado uso de la biodiversidad y ocupación racional del territorio, con responsabilidad colectiva y también individual. El concepto desarrollado por Elinor Ostrom con el que se refiere a la“tragedia de los comunes”(Ostrom 2000: 28) está to- talmente vigente; hemos dejado de lado la gobernanza del actor principal: la naturaleza. Latinoamérica y el Caribe tienen atributos esenciales para cambiar el ac- tual escenario de inequidad social, ambiental y económica, como también para enfrentar los desafíos ambientales y sociales que derivan del uso no sostenible de los territorios, pero debemos atender a los factores subyacentes que mantienen esta situación, por ello tratar los problemas de forma integrada es más efectivo. Así, los temas sociales y económicos deben ser parte de una agenda ambiental.

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