Saludo Global. El escenario actual y perspectivas a futuro

108 Cuando nos aproximamos al concepto de biodiversidad debemos también comprender que los seres humanos estamos incluidos en esa con- ceptualización. Las personas son un “accidente” en la evolución del planeta, probablemente como cualquier otra especie. Los ancestros del Homo sapiens aparecen recién en el Holoceno, pero antes el planeta se movió intensamen- te desde su creación; microorganismos consumieron gases e hicieron posible una atmósfera viable para el resto de la vida. Las formas que tienen estos mi- croorganismos son diversas, como tapetes microbianos, biofilms , microbialitos, estromatolitos, que se diferencian en la composición química y formas de sus estructuras moleculares (Rasuk et al., 2016). Lo común entre ellos es que re- presentan los registros de vida más antiguos que existen en el planeta Tierra, unos 3.500 millones de años (Pérez et al., 2020, Rasuk et al., 2016), en Chile y Argentina han sido registrados en lagunas relictos de lagos andinos, pequeñas lagunas salinas de salares en la Puna de Sudamérica (Chile y Argentina) (De- mergasso y col., 2004, Farías et al., 2014; Pérez et al., 2020). También ocupan otras zonas del planeta, como en México, Australia, Estados Unidos. Luego se inicia el desarrollo de formas de vida más complejas, los euca- riontes, organismos multicelulares que requerían oxígeno y alimento. Así en- tonces, empieza el dominio de estos organismos multicelulares, que dan paso a los grandes mamíferos y plantas del Jurásico y Cretácico. Lo que hubo, lo que hay y lo que habrá en el planeta es producto de una accidentada interacción entre procesos físicos, químicos y biológicos. Hasta aquí, nuestros antecesores se las arreglaron muy bien sin el Homo sapiens . Citando a Darwin, ocurre que durante millones de años han persistido o evolucionado los individuos más aptos, aquellos que mejor pueden enfrentar las condiciones cambiantes. La teoría de Darwin dio paso a nuevas áreas del conocimiento de las ciencias biológicas y permitió explicar un secreto muy bien guardado. En la obra de Darwin, El origen de las especies (1859-1872), publicada por primera vez en 1859, el autor desarrolló las ideas para explicar cómo las especies se han modificado adquiriendo distintas“formas y estructuras”, junto con las causas de la variación entre especies y la variabilidad dentro de una misma especie. Darwin refiere y reconstruye la relación entre áreas geográficas, los períodos glaciares, la importancia de la dispersión de semillas, o las singu- laridades de especies que solo habitan islas oceánicas. De manera silenciosa las especies activan sus procesos biológicos, una maquinaria perfecta se abre paso, se adaptan o mueren ante nuevos escenarios locales y globales: erupciones volcánicas, glaciaciones, choques de meteoritos contra la superficie de la Tierra, entre otras. Se describen cinco grandes extin- ciones en el planeta, la más reciente es la que describe la pérdida de los dino- saurios, hace 65 millones de años (finales del Cretácico). De acuerdo a algunos especialistas, estaríamos ante una sexta extinción masiva de especies. Sin em- bargo, la causa que impulsa esta última extinción tiene un solo responsable: la

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