Salud Global. Los riesgos para Chile y América Latina

SALUD GLOBAL – LOS RIESGOS PARA CHILE Y AMERICA LATINA 77 alcanzando tasas de incidencia de 28 casos por 100.000 habitantes en mujeres y 9,4 casos por 100.000 habitantes en hombres” (MINSAL, 2004b). Las principales hipótesis para este patrón geográfico han sido genéticas (mayor susceptibilidad en población amerindia), hormonales (relacionadas con el estrógeno) y ambientales (dieta, pobreza, infecciones) (Ferreccio, Chianale, González, & Nervi, 1995). Basado en el argumento de que Chile, al igual que sus vecinos afectados por cáncer a la vesícula y con características poblacionales similares (raza, edad, entre otros), alguien podría afirmar que la enfermedad en Chile, al igual que en los otros países que la padecen, obedecería meramente a la condición tercermundista del país. Por lo tanto, sería posible objetar que no se trataría de una violación a los Derechos Humanos como este artículo trata de probar, sino única y exclusivamente por la pobreza económica del país. De ahí que, tal vez, culpar al Estado constituiría una irresponsabilidad, si tomamos en cuenta que organizaciones como la ONU o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD), deberían prestar ayuda al país. Sin embargo, tenemos razones de peso para rechazar esta objeción. En primer lugar, debemos tomar en cuenta que Chile ingresó el año 2010 a la OECD que agrupa a las naciones más ricas e industrializadas del globo. Por lo tanto, el cáncer a la vesícula no puede estudiarse, al menos basado en las cifras macroeconómicas y en la pertenencia de Chile al exclusivo grupo de naciones desarrolladas, bajo el mismo prisma que emplearíamos para estudiar otros países de América Latina donde la enfermedad tiene una altísima prevalencia. Sumado a esto, debemos señalar que “las tasas más bajas de mortalidad chilenas se encuentran en las regiones Metropolitana, II, V y XII, que corresponden a las regiones con mayor nivel de ingreso económico del país” (INE, 2005). “Las regiones IV, VII, VIII, IX y X, tuvieron riesgos mayores al promedio, con una tasa media de mortalidad de 13,9 por 100.000 habitantes (IC 95%: 12,9-14,8), siendo las más altas las regiones IX y X, las que, además, presentan altos índices de ruralidad, pobreza y

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