Salud Global. Los riesgos para Chile y América Latina
SOLIMANO & RAMIREZ 68 reducción de la demanda de cigarrillos para así garantizar el derecho de todas las personas a gozar del grado máximo de salud que se pueda lograr (OMS, 2005). Desde su entrada en vigencia 4.700 millones de personas están protegidas por al menos una práctica óptima de control del tabaco derivada del CMCT (WHO, 2017). Respecto a los logros de los países en esta materia, en Uruguay se estima que el consumo ha descendido entre 4-5% desde la implementación de las recomendaciones del convenio. Junto a esto aumentó el número de fumadores que notan las advertencias sanitarias en los empaques, incluso persuadiendo a un 15% de no encender un cigarrillo. Gracias a esto, Uruguay fue reconocido en el 2008 como el país con más medidas del CMCT implementadas a nivel mundial, lo que se ve reflejado en las estadísticas locales. A pesar de esto, se mantiene la necesidad de mejorar e incrementar las campañas de divulgación publica sobre el daño del tabaco y promoción del abandono, orientado principalmente a las clases de menor nivel socioeconómico (Sindicato Médico del Uruguay, n.d.). En casos menos favorables en materia de regulación, Estonia y Georgia describieron los lobbies de la industria tabacalera dentro de instituciones gubernamentales y públicas, que impiden la aprobación de políticas de control del tabaco. Diversos países reportan retrasos de hasta cinco años para aprobar las facturas de control del tabaco y también sugieren una posible interferencia de la industria tabacalera. Esto, sumado a la falta de capacidad técnica y de recursos financieros y a las prioridades competitivas y circunstancias políticas volátiles, inciden en que las recomendaciones internacionales no se lleven a cabo de manera óptima (WHO, 2016b). Chile adhirió a este convenio y realizó su primera intervención en el 2006 y posteriormente la reforzó el año 2013 con la prohibición de fumar en espacios cerrados de acceso público. A pesar de la medida, nuestro país se mantiene con uno de los consumos de tabacomás altos de Latino América, pero descendió de 43,6% en 2002 a 34% en 2012, para volver a subir a 39,7% en 2014, lo que evidencia la necesidad de
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