Salud Global. Los riesgos para Chile y América Latina

SOLIMANO & RAMIREZ 134 entender su etiología, rehabilitación, prevención y la promoción de las conductas saludables, en relación a las cuales, los pueblos originarios, los migrantes o la minorías culturales, nunca intentan resolver por la vía de la atención oficial de salud (Almaguer, Vargas, & García, 2014). Como se ha podido apreciar, la noción de interculturalidad no es un concepto estático, posee una activa dinámica que parte en el reconocimiento del otro como legítimo otro. La idea de proceso es fundamental es este concepto, pues esta cualidad da cuenta de su condición social. Es decir, un fenómeno de relación entre personas, no una cuestión biológica, ni química. De esta forma el comienzo y el final del proceso es el respeto por el otro. El primero de estos respetos, se asocia al reconocimiento que no existe una sola forma de ver el mundo y que cualquier interacción con una persona diferente, requiere de su reconocimiento y aceptación. Pero además, requiere de establecer escuchas respetuosas y activas que posibiliten la libre expresión de percepciones y creencias de cada uno de los interlocutores, lo que nos llevaría a tratar dignamente a los agentes y entregar igualdad de oportunidades. Se requiere que el Estado, a través, de las diversas políticas aborde cuestiones de género, educación, vivienda, salud e infancia con pertinencia cultural. Para aquello, requiere hacer alianzas con otros actores y capacitar a las personas migrantes y particularmente a los trabajadores y trabajadoras del sistema de salud y avanzar de esta manera en la mejora de la percepción de la migración.

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