Juventudes. Miradas sobre adultocentrismo, género y masculinidades [volumen 3]

86 · Capítulodos: Tránsitos en tornoal género mujeres jóvenes con testimonios de violencias de género en su contexto de aula. En algunos liceos, las estudiantes exigieron sumarios para los docentes denunciados y, en algunos casos, estos fueron desvinculados de los respectivos liceos. Esta realidad fue comprendida por las estudiantes como una señal de justicia y sentido de la lucha acti- vista. Sinembargo, reconocenquenohubo sanciones reales, pues los docentes fueron trasladados aotros liceos oescuelas de la comuna: Muchos deellos [profesores] se cambiaronde trabajoantes dequepu- dieran hacerle sanciones respecto al sumario, otros fueron trasladados a otros liceos, nosotras no sabemos a cuáles dentro de la comuna, nin- guno tuvouna sanción real. (Mujer, 17 años, liceomujeres). El activismo sexopolítico congregó a nivel de colectivos principalmente a quienes tu- vieron experiencia de violencias de género, ya sea por una frase, algún comentario o acción en el contexto de aula y, específicamente, desde el mundo adulto docente. No existieron reclamos contra autoridades salvo por el cuestionamiento a la forma o a la agilidad de los procesos de investigación respecto de las acusaciones de las jóvenes. También y, especialmente, en los liceos para hombres, las denuncias surgieron a causa de que tales comentarios o acciones eran de carácter homofóbico y ofensivo respec- to de lamujer y sus capacidades, tributándoselas a los estudiantes varones en sentido descalificativoy, enconsecuencia,mostrandoa lo femeninoo feminizadocomo inferior en valía social y humana. Tradicionalmente, los mandatos pedagógicos aprehendidos han excluido al cuestio- namiento juvenil de la labor profesional docente en liceos públicos tradicionales cien- tífico-humanista y de alto estándar académico. Se trata de mandatos adultocéntricos quedelimitan lamaneraenque laspersonas jóvenes “menores” intervienenenel liceo, acotandoel campodeacciónypalabraparaprivilegiodel adultoquesabe, queguía. Esa tradiciónprácticamente fundacional de tales liceosposicionóa lasy losdocentescomo referentes para el óptimo rendimiento escolar de jóvenes de sectores medios y em- pobrecidos hacia una proyección académica de alto nivel. Ellos y ellas solo tenían que estudiar y rendir. Entonces ¿qué ocurría ahora?, ¿qué había cambiado? Con esa inte- rrogante podríamos simbolizar la forma en que se produjo el primer movimiento en las relacionesentre jóvenes yadultos/asenel liceo tradicional de lazonacentrodeSantia- go. ¿Qué les pasa a estas “niñas”? ¿No será que están exigiendo demasiados derechos estos niños gays ? Aquello, seguramente se interrogaron algunas profesoras y algunos profesores enmedio de las reclamaciones del activismo sexopolítico que fracturaba la rutina y seanteponíaalmandatoacademicista, brazoamigodel adultocentrismo licea- no.

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