Juventudes. Miradas sobre adultocentrismo, género y masculinidades [volumen 3]

190 · Capítulo tres: Masculinidades situadas en la incomodidad do…bien, conganas, seempiezaaponerdenocheyyosigoahí. (Roberto, talleristade fotografía) Estas prácticas comprenden corporalidades y emociones, que parten de experiencias singulares y que son inherentes a las sociabilidades. En las experiencias corporales, tomando a Connell (2002) se identifican los efectos de las prácticas por las cuales se comprometen con sus posiciones en las relaciones de género. Estos jóvenes hablan de que estando en los espacios referidos experimentan sentimientos de cuidado entre pares, decompartir, dedistensiónydivergenciade lacotidianeidad. Afectaciónqueau- menta lapotenciadeacciónconotrxsyquedisputa lacorporalidadyemocionalidadde la tecnología de prohibición, castigo y policiamiento de género que se efectiviza en la rigidez corporal, enel cuerpodispuestopara la fuerza y en la vergüenza. Masculinidades mediatizadoras El rol de talleristas y/o profes se torna potente en cuanto a un lugar que permite las for- mas en las que intermediancon losmandatos y cuestionanprácticas. En los talleres, si hay modelo, son siempre mujeres y los fotógrafos son siempre varones, poniéndonos en una posición de poder porque si va- mosparaaprender fotografía¿cómoes?, aprendoyo fotografíayavos te estoy usandodemodelo. (Roberto, talleristade Fotografía) Anteestassituaciones leídaspor elloscomodecosificación, deexpropiacióndeapren- dizajes, o de expulsión, activan señalamientos y problematizaciones que disputan su reproducción al menos en estos espacios. También intervienen en función de la reso- lución de situaciones conflictivas domésticas o entre pares vividas por varones, en las cualesusualmenteseapelaa lareacciónviolentaya larestitucióndel dominadoral que se ledebeobediencia. Noobstante, haycoexistenciaconsuspropiasprácticashegemónicas, comoplegarsea bromasalusivasal cuerpodemujeresoalusivasa la incapacidaddealguienparaman- dar en su casa, entre otras actitudes. Permiten pensar enmasculinidades tensionadas, varones sensibilizados y en diálogo con la agenda de género, pero que tampoco se li- gande lleno a unproyecto contra-hegemónico. Se registra la persistencia de prácticas naturalizadas demicromachismos, en las que se parecemostrar que no se deja de ser partedel colectivode varones del territorio y sus formas de relación intergenérica. Ahora bien, hay una doble dimensión entendiendo que a la vez esto resulta habilitante para la generación de confianza entre varones, para lograr modos de cuidado, acom- pañamientoe interpelaciónentrevarones. Se tornadestacable laconsideraciónacerca de lapotenciadel discursodel semejante, quepermitepensar unenclave intragenera-

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