Juventudes. Miradas sobre adultocentrismo, género y masculinidades [volumen 3]
“Elmusgoen lapiedra”, masculinidades juveniles en territorios deprecarización... · 185 En torno a esta cuestión apunté a identificar los discursos y agentes locales que tienen poder operante sobre las producciones locales de masculinidad y sus efectos en las sociabilidades de género, las formas de participación y los modos de corporalidad de varones. Desde unamirada situada en estos territorios, me interpeló que estasmascu- linidadesseestánconstruyendonosóloencondicionesdesocializaciónpatriarcal, sino tambiéndeprecarizaciónextensa, y de securitización. En losprocesosdesecuritizaciónseproduce, tomandoaCastel (2004) undeslizamien- to de un estado social a un estado de seguridad, que pone en marcha el retorno de la leyyal ordenenposde laprotecciónde laspropiedadesprivadas. Se trasladaa lafigura del Estado un Estado Penal resguardado en estrategias de “mano dura” promovidas y puestas en práctica por sus organismos de seguridad policial-militar. Este proceso se plasma territorialmente en formas de violencia estatal, es decir, vulneraciones y abusos por parte de un aparato punitivo y productor de muerte. Se trata de un accionar insti- tucional —través de sus brazos policiales y judiciales— y naturalizado que tiene como blancoprincipal a jóvenes. Lentes para comprender y vías para encontrar Al problema de investigación planteado, lo busqué comprender desde una perspec- tiva socio-cultural sobre las juventudes (Margulis, 1998; Reguillo, 2000; Duarte, 2001; Feixa2006). Estaperspectiva las concibecomocondiciónque searticulaen funciónde edad, género, generación, clase social de origen, entre otros marcadores sociales. A su vez dicha condición está trazada tanto por la construcción epocal de la juventud —el conjunto de discursos que la pre-forman desde una particularización asignada a los sujetos—, como por una materialidad en cuanto a una experiencia temporo-espacial vividadesde ciertas situaciones concretas. Enestesentido, las juventudesen tantoproduccionesdesubjetivaciónestáncondicio- nadas y tensionadas socio genéricamente, “por papeles esperados de género —que incluyen deberes y transgresiones autorizadas—y de clase que también incluyen de- beres y transgresiones autorizadas. Ambos papeles están imbricados implicanalianzas posibles, círculos sociales accesibles o no, terrenos vedados o problemáticos” (Jones, 2010, citadoenPaulín, 2019, p. 50). Las concepciones de género aquí tomadas adhieren a perspectivas materialistas que lo comprenden como configuración histórica (Elizalde, 2006) y como un campo de in- tersección (Reguillo, 2000), organizadoconotros sistemasdediferenciaciónsocial enel marcode la vida social y política local. Esta lente teórica plantea el desafío de pensar las construcciones juveniles demascu- linidad desde un carácter indeterminado del género, es decir, como efectos dispues- tos por la cultura. En términos de De Lauretis (1989): “El género no es una propiedad de
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