Juventudes. Miradas sobre adultocentrismo, género y masculinidades [volumen 3]
134 · Capítulo tres: Masculinidades situadas en la incomodidad mantelaron las categorías de género, siguen existiendo diferencias y estigmas en los colegios, “l*s tortas”, “l*s maricones”, “l*s travestis” y laspersonas transgénerosno han encontrado su educación más que en algunos in- tentos autónomos no reconocidos por las autoridades a cargo. Ahora bien, la educación puede ser comprendida desde distintas vertientes, al igual que el género y la sexuali- dad. Si bien, la escuela, además de otros lugares, puede ser entendida como un espacio de control y disciplina- mientodel cuerpo (Apple, 1997), endondesenosenseña cómo tenemos que vestir, mover, jugar, estudiar y sobre todo norma cómo nos tenemos que comportar, aunque claro, también debe ser comprendida desde la relativa autonomíadel estudiantado. Es decir, para comprender las transformaciones, no po- demos centrarnos sólo en cómo la escuela reproduce ciertas formasdecontrol ydominio, esnecesarioanalizar cómo l*s jóvenes reinterpretan (Apple, 1997) yutilizan (De Certeau, 1996) las producciones sociales como la hete- rosexualidad. Puestoquenosonpersonasni cuerposva- cíos de sexualidad (Butler, 2007) esperando ser dotados deella. El siguiente texto, aborda diferentes aspectos de los li- ceos para varones, desde las experiencias que han te- nido personas parte de la comunidad LGBTIQA+enellos. En primer lugar, enmi investigación analicé las trayecto- rias sexo-genéricas de personas parte de la comunidad LGBTIQA+ durante su paso por liceos municipales para varones; en segundo lugar, reflexioné en torno a las for- mas de discriminación que experimentaron l*s jóvenes entrevistad*s en el espacio educativo, y cómo esto con- figura el espacio educativo en términos de qué tipo de estudianteespertinenteparael establecimientoycuáles no; finalmente, propongo un análisis sobre cómo las ex- periencias relatadas son capaces de movilizar grupos y facilitan la accióncolectiva. “Lamedida en la que expresamos nuestra sexuali- dad y en la que vivimos nuestros géneros, está atravesada por qué tan acepta- bles son. En tér- minos de Silvestri (2019), para existir en sociedad como sujetos de primera categoría, es necesario cumplir con ciertos requi- sitos. Para ella, tod*s queremos existir, y, por ende, intentamos adaptarnos a las normas que se nos exigen”
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