Juventudes. Miradas sobre adultocentrismo, género y masculinidades [volumen 3]

Disidencias sexo-génericas en la construccióncisheterosexual del espacioeducativo · 133 El cuerpo, y nosotr*smism*s, no solo adquirimos cierto estatus en relación con el sexo que se asigna al momento de nacer, sino que adquirimos uno con relación a qué tan exitosaes la inscripciónde las normas sexuales en los cuerpos (Butler, 2002). Sobre este aspectome interesa profundizar. Al nacer unmédico o profesional de la sa- ludmemiró la entrepierna y vio unpene. Pero, además, él ymi familia no solo vieronun pene, sino que a partir de él especularon una serie de cosas. Vieron un hombre, con todas las características sociales que ser hombre implica en su definición como tal y proyectaronacciones ycualidadesfijas: vaa jugar a lapelota, vaa jugar conherramien- tas, usará pantalón, pelo corto, será rudo y masculino, por sobre todo, sentirá atracción por lasmujeres. Estas expectativas, en realidad, no vienen desde el momento después del parto en el queelmédico revisómi entrepierna. Estasexpectativas ymandatos vienendesdehace mucho antes. Vienen desde que mi mamá y mi papá fueron a una ecografía, entre la semana 18 y 22 de embarazo, y el médico les dijo “¡felicitaciones! Va a ser niñito varón”. Enesemomentomeempezaronacomprar cosasazules, juguetesdevarón, yotraserie deartefactos que creo, no vale lapenamencionar. Alo largode lavida, unocomienzaadesarrollarse, acrecer, ademostrar interesesqueen ocasionessonmásautónomosque lasnormativasyqueavecesdistande los intereses queotros—individuales y colectivos—tienenparanosotr*s. Selenna, infante transgénero chilena relata enun video cómo le comentó a sumamá a eso de los cinco años de edad que era trans, e incluso, le pide perdónpor ser quien era. Esta historia nos deja ver que las reglas sexuales y de género son aprendidas, y regulan nuestraexpresióndesde laniñez. Nos empezamos a desarrollar a lo largo de la vida, y llega un punto en el que entramos a la escuela. Algunos conmayor omenor éxito logramos sobrellevar el desafío que im- plicasalirde lacis-heterosexualidadenel sistemaeducativo. Unsistemaeducativoque desdesu inicioseplanteacomounaeducaciónparahombres—yposteriormentey, por otro lado—, paramujeres. ¿Quéquierodecir conesto? En resumen y demanera simple, que los primeros colegios y liceos en Chile—y no me cabe duda de que en el mundo occidental—, estabanhechos paraeducar hombres. Esto parte de una premisa clara, hay una educación que se necesita para hombres, y otraquesenecesitaparamujeres.Porquecomosociedadnecesitamosformarhombres que cumplan con las características de lo que conocemos como hombres, y mujeres, que cumplancon las características que conocemos y establecemos de lasmujeres. Esta idea fue mutando a lo largo de los años, y los colegios pasaron a ser mixtos. ¿Qué quiere decir esto? Para hombres y para mujeres. Pero ¿sólo hay hombres y mujeres? Teniendoenconsideración, claro, todo loque implicaserhombreysermujer.Nosedes-

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