Historia de la parasitología chilena

222 Revista Parasitología Latinoamericana - Historia de la Parasitología Chilena Capítulo 7 ello, junto aJorgeAraya, viajamos aSantiago, enbus de “FlotaBarrios”, con un pasajede la tarifamás económica, para realizar nuestroperfeccionamientoen técnicas serológicas. JorgeAraya se quedó durante unmes en el Laboratorio deSerologíadel Dr.HugoSchenone, en laantigua “SedeNorte” de laUniversidad de Chile, donde junto a la Tecnólogo Médico Lea Sandoval aprendió los secretos de la hemaglutinación indirecta para el inmunodiagnóstico de la enfermedad deChagas. Yo, pormi parte, me adiestré en el Laboratorio del Dr. Antonio Atías, en la “Sede Occidente”, de lamisma Universidad, donde bajo la supervisión demi colega RubénMercado, aprendí los secretos de la reacción de inmunofluorescencia indirecta para el diagnóstico de la enfermedad de Chagas. Con el apoyodel proyectode laOMS, pudimos adquirir nuestroprimer microscopio de fluorescencia y realizar de manera rutinaria las reacciones de hemaglutinación e inmunofluorescencia indirecta. Comenzábamos así a crecer. En los meses y años siguientes, tuvimos la posibilidad de visitar periódicamente y trabajar en terrenoenChiu-Chui, Lasana, Ayquina, Caspana, Peine, Socaire, Toconao y en las localidades deCupo y SanPedro deAtacama, aunque las principales actividades y trabajos se centraron en este último poblado. Lo anterior, debido a que en el existía el foco de mayor endemia chagásica del altiplano del norte chileno, al existir un mayor porcentaje de personas infectadas y unmayor índice triatomino domiciliario. A la rutina de la encuesta epidemiológica, la captura de vectores y la toma de muestra de sangre para serología, se adicionó luego el estudio electrocardiográfico, el cual inicialmente se realizaba durante nuestras visitas y luego se contrató a nuestro colega y amigo, el TecnólogoMédicoHéctor Olivares (recientemente fallecido), en ese tiempo recién titulado, quién permaneció viviendo en San Pedro por algunosmeses para completar esa encuesta electrocardiográfica. Nuestros trabajosdeterrenofacilitaron la interaccióncondiferentescientíficos interesados en distintos aspectos de la enfermedad de Chagas permitiendo compartir viajes y experiencias con John Schofield, Giovanni Widmer y con el grupo de investigación del Dr. Werner Apt, con quién realizamos en conjunto un trabajo de terreno en un lejano verano de los ochenta, que generó una publicación científica. Estas actividades se prolongaron por gran parte de la década de los ochenta y fueron lideradas por el Profesor Hernán Sagua, hoy ya retirado. El Dr. Sagua sin duda alguna mostró un camino, fue el ejemplo a seguir y contribuyó por medio de sus proyectos a la implementación inicial de nuestro laboratorio de investigación, siendo además generoso en apoyar y potenciar el progreso académico de los más jóvenes. La historia de la Parasitología en Antofagasta hubiese sido diferente de no haber estado el Dr. Sagua en ese lugar y en ese momento. Laexperiencia adquiridaenestos trabajos fue invaluable y sinduda alguna, este tipo de actividades, por su alto valor formativo, tanto en lo científico como en lo social, deben necesariamente incluirse en los programas de asignatura de las carreras de las ciencias médicas y de la salud donde la Parasitología resulte relevante.

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