Historia de la parasitología chilena
20 Revista Parasitología Latinoamericana - Historia de la Parasitología Chilena Capítulo 1 antiguo Instituto Nacional. Su director fue un médico irlandés Guillermo Blest. El plan de estudios comprendía: anatomía, filosofía, higiene, medicina, materias médicas, cirugía, obstetricia y farmacia. A fines de 1842, cuando se fundó la Universidad de Chile, se constituye en propiedad la Facultad de Medicina en base a esta Escuela. El insigne médico francés Lorenzo Sazie, que había fundado la Escuela deObstetricia en 1836, fue Decano deMedicina. A comienzo de 1834 se instaló la Universidad de Chile cuyo primer rector fue Andrés Bello, cargo que mantuvo hasta su fallecimiento en 1865. Tal como fue señalado, sí es posible inferir con cierta certeza, de acuerdo con antecedentes históricos fidedignos, la prevalencia de ciertas infecciones y sus respectivos agentes etiológicos en dicho período histórico premicrobiológico.Nuestro interésseenfocaráentoncesenanalizar probables infecciones parasitarias, relevantes por su gravedad y prevalencia, durante ese período en Chile. Para ello, concentraremos la atención en los cuadros de disentería y enfermedad hepática, pues la historiografía médica chilena contiene abundante información sobre estas enfermedades, y como se discutirá más adelante, su etiología probable correspondía a un agente parasitario. Ladisentería fue juntocon laviruelaunade las infeccionesmás importantes del períodocolonial.Existeevidenciadocumental sobreepidemiasdedisentería en los años 1628, 1668, 1718, 1724 y en el verano de 1773, por este motivo el protomédico y catedrático de Prima Medicina de la Universidad de San Felipe Ignacio de Jesús Zambrano, debió emitir un informe que expresaba textualmente lo siguiente: “El protomédico de esteReino en obedecimiento del superior decreto de US, que la disentería epidémica que está contagiando la ciudaddeConcepción sedebecurar dedosmodos: primeramenteevacuando la causaprincipalmaterial quecorroey lastima las tripas, estasi bienede lasangre laquedesembocaenel intestinoduodenopor las arteriolasque visten su túnica, lo que se conoce por padecer asimismo el enfermo unafiebre ardiente, se debe sangrar de los brazos, las veces necesarias según las fuerzas del paciente. Y, si por esta causa material indigesta contenida en el estómago o mesentereo, se deben curar con Ruibarbo, Crémor tártaro y Jarabe Rosado Resolutivo. Y si en uno u otro caso no obedeciera la enfermedad a los referidos subsidios, se debe ocurrir y valerse de la Ancora específica, que es la Cartagena, o polvos de Ipecacuana confortando de noche para dormir con el Diascordio, Mirabolanos, polvos de coral, tierra sellada en vino, porque tiene por inconseguible en este tiempo el agua destilada de canela. Este es su parecer y juro a Dios y a una cruz proceder con verdad en lo Referido. Santiago y febrero 20 de 1773” 1 . En 1815, el médico y cosmógrafo peruano José Gregorio Paredes publicó un informe en el Almanaque Peruano en que menciona la disentería como una enfermedad presente en Chile en esos años, aunque menos prevalente que en el Perú 2 . Casi 15 años después el Dr. Guillermo Cunningham Blest, fundador de la Escuela de Medicina del Instituto Nacional en 1833, alarmado ante la situación sanitaria en Chile, escribió un informe en 1828 titulado
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