Libro blanco del audiovisual comunitario en Chile
70 Chiara Sáez y Jorge Avilés “La diferencia que veo (con otras tipologías televisivas) es desde el lado técnico, lo cual, tiene que ver con la calidad de imagen, la calidad de los equipos que ocupa un canal es mucho más sofisticada y mejores que otros: la calidad, la resolución, el brillo, el tipo de cámara, etcétera. Todo lo que tiene que ver con la óptica que se utiliza para transmitir en un canal particular es mucho mejor porque tiene más recursos, mejores elementos que te dan una imagen un poco más clara, que quizás no se ve tan borrosa, difuminada u oscura debido a una cámara de alta calidad. Eso es un fallo técnico […] Sin embargo, también tiene que ver con la forma en que se manejan los protagonistas frente a la cámara, como se comportan. Hay más improvisación, errores de postura, errores de vocalización o manejo de micrófono. Después de todo, no hay una preparación técnica-académica para mucha gente que trabaja en televisión comunitaria […] Generalmente todos los programas que hemos trabajado directamente como en la comunidad, han carecido de una preproducción estética. No hemos preparado ambientaciones especiales para esos programas, sino que hemos estado in situ , directamente donde ocurren los hechos”. (Entrevistado I, región de La Araucanía I). Los canales no reflejan una postura predilecta entre estas dos aproximaciones, dado que la centralidad de una por sobre la otra depende de la perspectiva de cada integrante. Después de todo, ambas aproximaciones son consecuencia de condiciones económicas, culturales, sociales, políticas y jurídicas que atraviesan a los canales comunitarios. No obstante, un entrevistado señaló que es difícil detectar una estética audiovisual común entre las experiencias de televisoras comunitarias, debido a que todas responden a comunidades de referencia diferentes:
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