Libro blanco del audiovisual comunitario en Chile

40 Chiara Sáez y Jorge Avilés et al, 2004), lo que tiene a su vez consecuencias sobre el tipo de contenidos que se producen y se transmiten desde este tipo de experiencias de comunicación, los temas que se eligen y el tratamiento que se les brinda (Simpson Grinberg, 1986). Este es un tema cuya problematización ya fue siste- matizada hace unos años atrás y una de las principales conclusiones en ese momento fue que la comunicación alternativa, comunitaria y popular propone un “cambio en las jerarquías de acceso” —disolviendo la distincion emisor-receptor— entregando la posibilidad de habla “en sus propios términos” a aquellos colectivos a los que históricamente se les ha negado esta posibilidad. (Sáez 2008). Sin embargo, ni en ese momento ni ahora (2024) hay mucho consenso sobre cómo salir del problema ni se observa —a pesar del acuerdo en el diagnóstico— un abordaje sistemático del mismo, ni en el ámbito de las experiencias, ni en la producción teórica. Un desafío que adquiere todavía mayor notoriedad si se piensa en el contexto del desarrollo actual de la economía mundial, basado fuertemente en la comunicación y la producción de signos, donde “el poder económico pertenece a aque- llos que poseen las máquinas de lenguaje más potentes” (Berardi et al., 2004: 96), y que vuelve estratégica la apropiación de los lenguajes de los medios masivos y de los nuevos desarrollos tecnológicos con un sentido transformador y emancipatorio. Curiosamente, la creación de nuevos lenguajes y nuevos contenidos no parece sólo un problema de los medios alternativos, sino del paisaje mediático en ge-

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