Libro blanco del audiovisual comunitario en Chile
266 Chiara Sáez y Jorge Avilés presionada cuando los fondos basales dependen de un ministerio que es político, más que técnico. Es posible que también exista una confusión entre qué funciones de la institucionalidad corresponden al Estado y cuáles corresponden al gobierno de turno. A modo de síntesis, si bien hay acuerdo sobre la de- manda hacia cada una de las instituciones, aún quedan pendientes algunas conversaciones respecto de cómo jerarquizar las exigencias y las respectivas instituciones. Esto es una reflexión o discusión que no está acabada y su problematización debe continuar en el marco de las acciones o transformaciones que ocurren desde la institucionalidad hacia la televisión comunitaria en el marco de los avances del trabajo que ha realizado sistemáticamente la Asociación durante los últimos dos años con distintos ministerios y organismos públicos. La literatura reciente en el campo de la comuni- cación alternativa ha venido documentando la tensión o colisión entre el modelo tradicional de los medios comunitarios —caracterizado por formas colectivas de creación y monosoporte de emisión— y los consumos multiplataforma actuales, producto de la convergencia tecnológica (Gordon, 2019) así como el auge de la fi- gura del prosumidor que, al centrarse en la producción individual, ha debilitado algunos de los fundamentos económicos e ideológicos de la producción comunitaria, con los consiguientes desafíos para la sostenibilidad de estos proyectos frecuentemente precarios. (O’Baoill y Scifo, 2022). Desde la experiencia de investigación y conocimiento del sector, así como del debate sobre las políticas públicas
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