¿Crisis del sistema internacional? Reflexiones sobre el multilateralismo

Andrés Bórquez • Fernanda Reyes Sánchez 252 Se ha observado un creciente fenómeno de securitización de las relaciones entre China y Estados Unidos, en los que asuntos que antes estaban enmarcados en espacios de cooperación y relaciones bilaterales, hoy son considerados como una cuestión de seguridad. El concepto de securitización formulado en la década de los ochen- ta, bajo el alero de la escuela de Copenhague, y en particular por Barry Buzan y Ole Wæver, explica de manera adecuada el actual comportamiento entre ambas naciones. Asuntos como el desarro- llo tecnológico han adquirido una connotación de amenaza para la seguridad de los países, implicando el despliegue de prácticas y acciones de contención. Esto ha derivado en el bloqueo de empresas y aplicaciones tecnológicas de ambos países, agudizando la noción de una guerra fría tecnológica. Recientemente, se han conocido los casos del bloqueo de las aplicaciones como Tik Tok y Wechat en Estados Unidos, pero esto ya había tomado relevancia con el caso de Huawei y las redes 5G. En este sentido, las disputas tecnológicas han ido tomando ribe- tes internacionales, como sostiene Feigenbaum (2020), el conflicto entre China y Estados Unidos se ha ido extraterritorializando, en el que algunos países han establecido restricciones a la tecnología china por razones de seguridad. Tras el anuncio de Washington de que ninguna empresa del mundo estaría autorizada a distribuir se- miconductores fabricados con software estadounidense, si Huawei participaba en alguna transacción, generó una disrupción en las industrias globales de chips . Sin ir más lejos, tanto la Unión Europea como en Oceanía comenzaron a endurecer las medidas al respecto. En esta misma línea, el secretario de estado norteamericano, Mike Pompeo, ha ido firmando acuerdos con diferentes naciones para excluir la tecnología china en el desarrollo de redes de 5G a nivel internacional. Este escenario, sumado a la muralla digital china en la cual hay restricciones para que operen empresas tecnológicas occidentales, como Google y Facebook, procede en una lucha dicotómica por la supremacía de las tecnologías que sistematizarán las comunicaciones las próximas décadas. Gradualmente, se han establecido narrativas

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