El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
104 Cristian Bellei, Mariana Contreras, Nicole Bustos, Loreto De La Fuente, Rocío Díaz, Juan Pablo Valenzuela, Xavier Vanni tante de las características y prácticas del liderazgo a nivel de las escuelas básicas (Weins- tein &Muñoz, 2010; Vanni, et al., 2017), pero muy poco respecto de si este liderazgo se expresa y desarrolla de igual manera en los establecimientos de enseñanza media. Nuestros hallazgos confirman que al igual que en estudios previos en escuelas básicas (Bellei et al., 2014), en la mayoría de los casos el proceso de mejoramiento de estos liceos está marcado por la llegada o la promoción interna de un nuevo director o jefe de UTP, y que estos han tenido un rol protagónico en los cambios implementados y en la trayec- toria de mejoramiento de los liceos. Además, de forma similar a las escuelas básicas que mejoran, se aprecian ciertos patrones o focos de las prácticas directivas que varían según el nivel o etapa de la trayectoria de mejoramiento de los liceos. Como hemos dicho, la mayoría de los liceos inició sus procesos a partir de cambios institucionales muy arriesga- dos, lo que requirió liderazgos capaces de impulsarlos y conducirlos exitosamente, pues muchos otros liceos han intentado cambios similares durante estos años con resultados muy diferentes. Luego de estas reestructuraciones iniciales, en especial en aquellos liceos de menor desarrollo, los directivos han puesto énfasis en la construcción de un proyecto institucio- nal atractivo y compartido. En varios casos esto supuso la renovación o reestructuración de los equipos directivos y docentes, de manera de conformar equipos con el perfil ade- cuado a las necesidades del establecimiento y comprometidos con el proyecto, especial- mente en las etapas iniciales de su gestión y de las trayectorias de mejoramiento. Más en general, el compromiso de equipos docentes y profesionales ha sido el resultado de un intenso trabajo focalizado inicialmente en el aumento de las expectativas sobre lo que profesores y estudiantes pueden lograr y reforzado luego por el desarrollo de un clima de confianza y responsabilidad colectiva, lo que ha sido logrado fundamentalmente a través de tres prácticas. La primera ha sido estar siempre disponibles a escuchar y acoger las ideas y dificultades técnicas y personales de los docentes, y apoyarlos al respecto; la segunda, la alta valoración y confianza en el profesionalismo de los profesores, y la ter- cera –en el caso de directores nuevos–, conseguir algunos logros en períodos acotados de tiempo, posibilitando así que las comunidades escolares apoyaran y creyeran en las propuestas de cambio. En paralelo, una tarea a la que la mayoría de los directores le ha dedicado parte importante de su tiempo, mucho mayor que en el caso de las escuelas básicas, es a bus- car, establecer y sacar provecho de vínculos externos. Son en definitiva sujetos dinámi- cos, siempre en busca de nuevas oportunidades para sus liceos. Como ya hemos dicho, estas alianzas y convenios con instituciones externas han sido cruciales para impulsar prácticas, proyectos y procesos de mejora, en especial vinculados a la continuación de estudios superiores, la inserción laboral de los estudiantes o en el caso de los liceos TP, a la actualización de las especialidades y las capacidades docentes, así como la mejora del equipamiento.
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