El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

102 Cristian Bellei, Mariana Contreras, Nicole Bustos, Loreto De La Fuente, Rocío Díaz, Juan Pablo Valenzuela, Xavier Vanni grama se tradujo en una mayor tecnificación de la gestión de los procesos pedagógicos y curriculares. En el Liceo Los Ángeles, por ejemplo, la llegada del Bicentenario significó instalar un nuevo modelo de gestión pedagógica basado en el monitoreo y la evaluación permanente de resultados, el que fue liderado por una nueva jefa UTP contratada pre- cisamente para conducir los cambios que Bicentenario propició. Al agregar los niveles de 7° y 8° básico, el liceo también amplió su infraestructura y equipo docente, y paula- tinamente fue mejorando las condiciones laborales de estos y el equipamiento general del liceo. En San Nicolás, el Bicentenario, además de implicar un aumento de matrícula y crecimiento de infraestructura por la apertura de los últimos cursos de básica, fue ampliamente valorado por la comunidad escolar, sobre todo porque significó obtener mayor confianza y autonomía del Mineduc y el municipio para tomar decisiones e im- plementar cambios. Más recientemente, la Ley de Inclusión y, en específico, la puesta en marcha del nuevo Sistema de Admisión Escolar, que prohíbe la selección de estudiantes, impone nuevos desafíos a los liceos Bicentenarios y a otros que aplicaban prácticas selectivas explícitas durante el proceso escolar. La gestión de la heterogeneidad, de la convivencia, y las prácticas de docentes habituados a trabajar con estudiantes de alto rendimiento y predisposición al liceo, se han visto afectadas y han obligado a todos los liceos a introdu- cir nuevas estrategias para mantener resultados, aspectos que se desarrollan más adelante. En este contexto, el PIE es una política ampliamente valorada por las comunidades escolares que lo han implementado, pues para los docentes ha sido un apoyo significa- tivo para trabajar con estudiantes que enfrentan más dificultades. Casi todos los liceos estudiados han incorporado el programa durante la última década, apropiándoselo y adaptándolo según sus necesidades y capacidades. Si bien ha enfrentado problemas, por tratarse de una política diseñada para la enseñanza básica que se ha extendido a la media sin mayores adecuaciones, el PIE ha implicado un cambio cultural importante para los liceos y un avance respecto a la manera tradicional de asumir el trabajo con alumnos que presentan necesidades educativas especiales. La tercera política sustantiva que destacamos son las reformas curriculares para la EMTP, que han facilitado el trabajo de los liceos técnicos de la muestra. De particular valor ha sido el paso a una formación por competencias laborales, la definición de com- petencias genéricas para el primer año de formación diferenciada y de competencias específicas en segundo año para aquellas especialidades que tienen mención, y la deter- minación de objetivos de aprendizaje para este ciclo que estructuran los planes de egreso. Aunque todos estos cambios son de muy reciente incorporación a nivel nacional, los liceos estudiados los han adoptado rápidamente y –como se verá más adelante– han sa- bido utilizar provechosamente las posibilidades de ajustar e introducir módulos a fin de hacer más pertinente la formación de sus estudiantes. En otros ámbitos, las iniciativas de política para la educación TP han sido discontinuas o han constituido intentos frustra- dos. Así, la certificación de competencias con Chile Califica, la acreditación de especiali-

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