El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
436 Karin Ermter, Manuela Guerrero externa para los alumnos que lo necesiten, y mantiene vínculos con los servicios de salud locales y los tribunales de familia: «En mi curso, a una compañera se le murió el hermanito, y acá le ayudaron, con la psicólo- ga, a salir adelante. Hay una niña de mi curso que la mamá está enferma de cáncer terminal y ella no lo sabe. Yo lo sé porque el año pasado a mí se me murió mi mamá de lo mismo y [la profesora] me dijo si me podía acercar a ella, ayudarla» [alumnos I y 2° medio]. Respecto a la manifestación de las culturas juveniles, existen algunas restricciones por la obligatoriedad en el uso del uniforme y las normas respecto al largo del pelo, por lo que estas se expresan principalmente en las preferencias musicales de los alumnos, quienes pueden programar la pauta de la radio del establecimiento, escuchar su música preferida entre clases o practicar bailes en distintos rincones del patio. Algunos de estos grupos posteriormente realizan presentaciones para el aniversario del liceo, mientras que otros se expresan (con autorización) a través de grafitis o murales que colorean las pare- des: «Están los que rapean, los que bailan K-Pop, como que se ponen a bailar así en los recreos. Entonces es súper entretenido que cada uno tenga sus cosas distintas, lo que les gusta. Debe haber [metaleros], pero así en modo extremo, que lleguen con las ropas negras, los pelos parados, no hay. El reggaetón se ve harto, no hay ningún problema, porque ponen distintos estilos de música, cada uno tiene su lugar [en el patio]. Mientras uno no moleste al otro, está bien» (alumnos de I y 2° medio). Sin embargo, al introducir este nuevo enfoque integrador de convivencia, el direc- tor Pizarro constata la ocurrencia cotidiana de conductas altamente disruptivas, como las agresiones y el consumo de drogas: «[Antes] había como dos peleas al día dentro del liceo, en la misma sala» (alumno del CEAL). Ante este tipo de situaciones el equipo directivo adopta estrategias diferentes. Como actividades preventivas, la dupla psicosocial organiza charlas, e inspectoría mantiene un estricto control de los espacios donde circulan los estudiantes, tanto dentro del liceo como en sus inmediaciones, mediante un sistema de cámaras de vigilancia y el despliegue del equipo de paradocentes, que cuentan con equipos de radio para comu- nicarse. Si pese a este estrecho control se producen peleas o se detectan situaciones de consumo, se actúa de inmediato, involucrando a las policías: 12 «La PDI les echa un spray en la mano a los niños para ver si tienen drogas, si la consumie- ron. [Después] llaman al apoderado. El liceo habla con el apoderado, y le dice si quiere que le hagan un seguimiento. Y le hacen exámenes en la clínica que está acá, cada 15 días, para ver si consumió drogas, y le informan al apoderado. [Aparte de eso, le ayudan] psicológi- camente. Hay charlas con los padres, con el mismo alumno» (alumnos de I y 2° medio). 12 En rigor, en muchos casos el director está legalmente obligado a acudir a las policías: «Acá encontramos consumo de drogas o incluso tráfico de drogas. No solamente ha ocurrido acá, es un tema transversal. Si tú sorprendes a un alumno y ese alumno lo guardó en la mochila, tú no puedes abrir la mochila y decir ‘páselo’, tú tienes que por ley llamar a Carabineros» (profesor).
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