El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

435 Respondiendo a los desafíos de un entorno cambiante. «Cuando llegué [2014], la verdad, era un equipo súper fraccionado, con muchas divisiones, miradas individualistas, trabajo demasiado punitivo y sancionador, no muy buenas relacio- nes con los niños. El impacto profundo para ellos fue el cambio de paradigma, porque yo les dije que acá la parte punitiva ya fue ya, ahora viene la parte formadora, y a ellos les iba a costar un poco más, porque estaban acostumbrados un poco a la rigurosidad del látigo, por decirlo así» (inspectora). El enfoque disciplinario centra la mayoría de las sanciones en la reparación del daño causado (pintar lo que se rayó, recuperar las horas perdidas por atrasos e inasistencias, entre otras) y las suspensiones se permutan por trabajo comunitario en el liceo. Si bien la relación entre el director y el Centro de Alumnos no ha estado exenta de conflictos y amenazas de toma, estos se han superado en gran medida gracias a la dispo- sición negociadora de las partes, y en diversas situaciones ha sido posible avanzar hacia soluciones consensuadas: «Cuando se van los 4ºs, les tiran bombitas a los demás cursos pero al director no le gusta ese tema, porque dice que pueden haber riñas o un accidente. Y él nos negoció que nos arren- daba un camping y nos íbamos para allá. Nosotros le dijimos que lo conversamos con los niños, que era factible y nos fuimos al camping. Hicimos actividades sin lesionar a nadie. Y esto es más que nada para cambiar la mentalidad del liceo para las generaciones que lleguen; que no es necesario tirarse bombitas, maltratarse, para pasarlo bien» (alumnos del CEAL). La implementación de las normas de convivencia y disciplina aspira a ser consis- tente y para ello se realiza un seguimiento cercano a los alumnos que las infringen (por ejemplo, a los que presentan inasistencias o atrasos reiterados), pero también se toman en consideración las limitaciones objetivas de cada alumno, y gracias al intercambio de información entre la dirección, los docentes y los alumnos, se detectan las situaciones especiales y se implementan soluciones. Por ejemplo, se exige uso de uniforme y pelo corto en los varones, pero a los más vulnerables este se les entrega en forma gratuita a través de la creación de un ropero colectivo y se les corta el pelo en el liceo, entre otros. De esta manera, la falta de oportunidades no es obstáculo para el cumplimiento de las normas del liceo y los estudiantes sienten que sus necesidades son tomadas en cuenta: «Nosotros nos preocupamos de que algunos niños no tenían locomoción para venirse, y ese tema no lo sabía el director. Y nosotros le abordamos el tema a él, y él puso un bus al tiro. Y el bus se viene repleto. O cuando hay salida a terreno, se ocupa el bus» (alumnos CEAL). Asimismo, se brinda apoyo personalizado a los cursos y alumnos que presentan conflictos, mediante estrategias de mediación que involucran al equipo de convivencia escolar y a las profesionales de apoyo (psicóloga y asistente social); se han implementado sistemas de tutoría en algunos cursos, donde los alumnos más aventajados enseñan a los que presentan dificultades, y se crea un sistema de apadrinamiento para los estudiantes que carecen de apoyo familiar, en el cual participan profesores e integrantes del equipo directivo. El equipo psicosocial también cuenta con conductos eficientes de derivación

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=