El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

429 Respondiendo a los desafíos de un entorno cambiante. realizan sus prácticas. Para las empresas, la presencia de estudiantes representa un costo en términos del personal asignado a su supervisión y orientación: «Con este tema de la baja importante del cobre empezaron a cerrarse proyectos, empezaron a bajar inmediatamente ciertos cargos operacionales que nos apoyaban y que ahora ya no están. [Las empresas prefieren] a un alumno en práctica [por sobre] un alumno dual, porque ‘el alumno dual lo tengo cinco meses durante el año, o lo voy a tener diez meses durante los dos años, mientras que al alumno en práctica solamente lo tengo seis semanas, nueve semanas’. Por eso, finalmente se opta por dejar la formación dual solamente en 4° medio» (coordinadora de especialidades). Las plazas de formación dual, más demandadas por los estudiantes, son escasas y difíciles de conseguir. Por ello, el establecimiento cuida la relación con las empresas y en el proceso de selección aplica filtros adicionales, procurando destinar esta modalidad solo a los mejores. También influye que la carga de trabajo en formación dual es mayor, por lo que se procura darles los cupos a quienes tienen menos probabilidades de desertar: «Yo encuentro que el tema dual es exigente. En una semana estamos trabajando y en esa semana en que venimos tenemos que hacer pruebas, trabajos, y todo en un corto tiempo. Se acumula el dual, liceo, preuniversitario, después prepararse para la PSU. Así que se hace complicado. Lo bueno es que nosotros nos acostumbramos; a lo mejor nosotros después va- mos a empezar a estudiar, y siempre dicen que la educación superior es difícil, [y] nosotros vamos a llegar con un poquito más de ventaja por el hábito que tenemos de la exigencia» (alumno). Ello ha obligado al liceo a excluir de la formación dual a alumnos con problemas de salud y a las alumnas embarazadas, porque se anticipa que tendrán dificultades para cumplir cabalmente con las rigurosas exigencias de las empresas mineras respecto a la condición física del personal que labora en faenas de alto riesgo. Estos alumnos, por lo general, son derivados a la formación tradicional, que culmina en una práctica por tiem- po más acotado. Sin embargo, tanto estudiantes como apoderados validan la rigurosidad del proceso de selección: «Por inasistencia, porque no suben [a la faena en Chuquicamata] o por irresponsabilidad, por comportamiento, por responderles a los maestros, los maestros dicen ‘no quiero a ese niño, no puede subir más’. Por eso es más delicado el tema dual, porque el liceo está com- prometido con la empresa, y que un niño esté mal es perjudicar la imagen del liceo. Enton- ces, por eso lo hacen tan selectivo. Hay cupos duales que no se llenaron porque no había niños que cumplieran con las características. No porque no quisieran, porque había niños que querían y les dijeron que no» (alumno). Los apoderados recalcan que pueden apelar a las decisiones del liceo, el cual intenta conciliar las aspiraciones de padres y alumnos con los requerimientos de las empresas: «Las lolitas que quedan embarazadas no pueden subir ya, aunque la mamá reclama y todo. Pero lamentablemente no se puede, es peligroso. Se llama al apoderado, se le explica la

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