El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
416 Karin Ermter, Manuela Guerrero los niveles de enseñanza para niños, jóvenes y adultos. Esto cambia cinco años más tarde, en 1986, cuando por decisión del Ministerio de Educación y del sostenedor, se convierte en un establecimiento de enseñanza media Humanista-Científica (HC). El liceo debe enfrentar desde sus inicios la competencia del Colegio Chuquicamata, establecimiento particular gratuito financiado por la empresa cuprífera, que también brinda enseñanza media HC. A este colegio de amplios recursos acceden, por derecho adquirido en convenio colectivo, todos los hijos de supervisores y directivos. Las plazas vacantes se completan con los hijos de los trabajadores que postulan y son admitidos de acuerdo a su mérito académico, lo que se traduce en un «descreme» de los mejores estudiantes del campamento: « El Colegio Chuquicamata recibía a los hijos de los supervisores, y el hijo del obrero iba al B-10, el colegio América. O sea, los hijos de trabajadores podían postular [al colegio Chu- quicamata], pero tenían que tener muy buenas notas, y podían quedar » (representante del sostenedor). En 1993 asume la dirección Yolanda Sciaraffia. Uno de los primeros desafíos que debe enfrentar junto a su equipo es la escasa matrícula, que no supera los 300 alumnos. Para ello se contrata un bus de acercamiento que facilita el acceso de nuevos estudiantes provenientes de Calama. Esta medida, sin embargo, contribuye a deteriorar la imagen del liceo ante la comunidad: « El nivel que teníamos de alumnos no era el óptimo, digamos óptimo en cuanto a que eran los niños que ‘botaban’ de Calama, que no tenían matrícula por diferentes problemas disci- plinarios y varias otras situaciones » (profesora). En un intento por diferenciarse de su competencia, el equipo directivo incorpora la modalidad TP, con lo que en 1993 el establecimiento se transforma en un liceo po- livalente, y en 1998 pasa a impartir formación dual en algunas especialidades. Poste- riormente, en 2002 el campamento minero Chuquicamata comienza a desmantelarse debido a requerimientos productivos y a la necesidad de dar cumplimiento a normas medioambientales más estrictas. Durante los próximos cinco años sus habitantes son reubicados en Calama, y es en este contexto que el liceo, en 2004, pasa a ocupar un amplio y moderno local en dicha ciudad, construido con recursos del FNDR en terrenos donados por Codelco. Esto les permite pasar de doble jornada a jornada escolar comple- ta. Se termina entonces la modalidad de formación HC, cuya última promoción egresa a fines de 2005. El traslado a la ciudad requirió «muchos cambios en la mentalidad de los profesores, los apoderados y los alumnos» (profesora). Desde sus inicios, aparte de los alumnos que venían de Calama, el establecimiento contaba con un contingente virtualmente cautivo de matrícula, pues tanto la distancia geográfica a Calama como la mayor deseabilidad jadores de Codelco y sus familias, además de funcionarios públicos, carabineros y comerciantes. Contaba con todos los servicios propios de una ciudad, como hospital, escuelas, centros recreativos, bancos, comercio, etc.
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