El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
empuje y reinvención 413 Para escoger un centro de práctica «se visita la institución, se ven las condiciones en que van a estar trabajando nuestros alumnos, vemos qué condiciones también nos ofrece el centro de prácticas (…) procurando siempre que estén en un lugar seguro» (coordinadora de Enfermería). De este modo, el liceo se hace cargo de cerrar los procesos académicos, mejorando las tasas de titulación y logrando transiciones hacia el mercado laboral o la educación superior. Si bien aquí queda mucho por hacer, la sola posibilidad de situarlo como un tema clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ha permitido reflexionar sobre los alcances de los procedimientos y procesos de gestión pedagógica del liceo, se logra identificar qué procesos son un insumo para lograr ciertas condiciones que permitan instalar prácticas efectivas en términos pedagógicos. Además de lo anterior, el liceo se preocupa por establecer vínculos con centros de estudio. Por ejemplo, hay un convenio con el CFT de la Universidad de Tarapacá, el CFT Santo Tomás y con INACAP. Estos convenios implican la convalidación de asigna- turas, por ejemplo, a los alumnos titulados de la especialidad Atención de Enfermería. Además, hay una relación con la Universidad de Tarapacá que ha implicado incluso capacitaciones para los docentes del liceo. La comunidad ha decidido mantener y poten- ciar estos lazos. Consolidación del proceso de mejoramiento Si bien el proceso de mejoramiento ha sido largo y lento, también ha sido con- sistente y sistemático: «El colegio ya toma la mística de ir mejorando no solamente su puntaje Simce, sino que la formación de sus alumnos, alumnos con iniciativa proclives al cambio» (figura externa). La palanca de cambio que se ha accionado una y otra vez es la capacidad de autoevaluación de la institución, basada en una sostenida reflexión con foco pedagógico. Esto ha redundado en una cultura que se caracteriza por una receptivi- dad al cambio y que asume los desafíos como oportunidades para mejorar sus resultados. Este proceso ha permitido situar los logros de aprendizaje como el objetivo a conseguir y a otros productos de la gestión como insumos o logros intermedios que posibilitan finalmente el aprendizaje, con el consecuente impacto de este en indicadores de eficacia escolar. Por otro lado, el trabajo en relación a la titulación oportuna ha motivado la amplia- ción de los vínculos con centros de práctica, lo que ha entregado a los estudiantes un acceso temprano a la educación superior y al mundo del trabajo. Asimismo, las instancias de participación permean todas las esferas del quehacer educativo de la institución y constituyen, sin dudas, un fuerte de su accionar, garantizan- do el acuerdo en torno a las metas de la colectividad. Resulta notable que estas iniciativas se manifiestan prácticamente desde los orígenes del liceo, con el cambio de nombre ins- titucional, que es concretado mediante una votación.
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