El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

Pamela Ugalde, Carlos Videla 396 pedagógicos, como el manejo del libro de clases, el sistema de evaluación y el reglamento interno. No obstante, en opinión de la directora, esto resulta insuficiente, ya que no se trata de un proceso que se mantenga en el tiempo como acompañamiento formal, ni adquiere la profundidad adecuada, al no constituirse en una tutoría de un año de dura- ción, como contempla la reforma del Estatuto Docente. En el abordaje de esta situación puntual, se puede ver el componente reflexivo que guía el actuar del liceo, según el cual la definición de una estrategia es seguida de un proceso autoevaluativo que la sitúa en un continuo en que siempre se puede mejorar. El establecimiento no se entiende en un punto de llegada sino en uno de transición. A la inducción mencionada se suma el apoyo entre pares, de carácter más perma- nente. Este se destaca por la buena disposición de los docentes más antiguos para acoger a los recién llegados: «A mí la colega (…) me tomó y me llevó a recorrer el colegio sala por sala; otra me llevó y me mostró los libros de clases; otro me llevó a la biblioteca, pero nace, así como... ‘ ¿viste esto? –no – ya, yo te llevo, ¡vamos!’, entonces la inducción se hace, pero es como que nace, fluye en forma constante (...) uno está en constante aprendizaje, y lo que más te señalan, si tienes una duda: pregunta. La inspectora general, a mí al menos me decía ‘si hay una duda: pregunta’, pero yo tengo duda le pregunto a quien sea y todos tienen la voluntad y la infor- mación y la paciencia para poder guiarte» (docentes). El establecimiento tiene un modelo bastante participativo. Otros cargos, además del de directora son el de subdirector, inspectora general, jefe de UTP, orientadora y encar- gada de promoción, los coordinadores de especialidad, los presidentes de departamento y los coordinadores de ciclo. También se cuenta con el equipo de los profesionales PIE (dos psicólogas, dos psicopedagogas y dos educadores diferenciales) y SEP, más cinco inspectores de patio. A pesar de que se reconoce una constante necesidad de capacitación de docentes, no hay un plan de capacitación externa, sino que las necesidades en este ámbito se satis- facen de manera interna o asumiendo costos personales al tomar cursos fuera del esta- blecimiento. Cuando se detecta una necesidad de formación se organizan talleres desde UTP, cuestión que se implementa desde que asumió la actual directora. Sin embargo, se reconoce debilidad en la capacitación específica de los docentes de especialidad. Si bien ellos participan de capacitaciones generales, falta desarrollar instancias formativas que se refieran a la especificidad de las materias que deben manejar: «Es débil, sobre todo para nosotros, pa’l área técnica es débil, muy débil». Sobre este punto también hay un diagnóstico compartido por la comunidad, lo que refleja el alto grado de participación en la reflexión pedagógica. Con respecto a la promoción de los docentes, no hay mayor movimiento en el liceo, pues debido a que la estructura es bastante plana, no hay muchos cargos a los cuales acceder. No obstante, cuando hay un cargo vacante se privilegia a las personas del

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