El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
389 «creer para ver»: derribando sus propios límites organiza reuniones mensuales para intercambiar información, estrategias y materiales para trabajar con los cursos en las horas de jefatura, como parte del área de Orientación. Por otro lado, el liceo cuenta con una amplia red de instituciones de apoyo a las que acude en casos excepcionales, tales como la Oficina de Protección de Derechos (OPD), centros de rehabilitación de adicciones, Centros de Salud Familiar (CESFAM), entre otros. Respecto a lo propiamente educativo, la colectividad ha establecido redes con preuniversitarios e instituciones de educación superior que facilitan la orientación vocacional. Estas redes y el apoyo de los demás profesionales del área «ha sido una ayuda fundamental para los docentes, porque el docente ahora se ha focalizado en lo que es el desarrollo de su clase propiamente tal» (orientadora). R eflexiones finales La historia de mejoramiento del Liceo Industrial Ingeniero Ricardo Fenner Ruedi confirma que la suerte de ningún joven está predeterminada, y que la educación puede efectivamente cambiar sus historias. Probando diversas respuestas a las principales ne- cesidades de sus estudiantes, el establecimiento ha conseguido rescatar y potenciar el talento de cada uno de ellos, desafiándolos a enfrentar las dudas respecto a sus capacida- des por medio de oportunidades y estrategias concretas de superación. Y es que, desde la mirada del liceo, creer en sí mismos es el primer paso para trocar las aspiraciones en logros, lo que sigue con la búsqueda creativa y flexible de alternativas, que luego precisan ser concretadas con dedicación, rigurosidad y disciplina en un proyecto de vida. Este es uno de los principales mensajes que han transmitido a sus alumnos, y con ello han mo- delado sus cortas dos décadas de existencia, construyendo desde cero las bases humanas y materiales que hoy sustentan una formación integral en lo cognitivo, emocional, social y, especialmente, en el desarrollo de habilidades técnicas de alto nivel, destacando a nivel local y nacional. Como se expresa en las páginas anteriores, el liceo ha logrado construir una serie de condiciones que actúan sinérgicamente para potenciar su labor educativa, y, como parte de su permanente desarrollo, paulatinamente ha ido asumiendo nuevos desafíos. Desde nuestra perspectiva, si bien todos estos elementos son relevantes, algunos de ellos parecen ser esenciales en el proceso. El primero es el liderazgo del equipo directivo, que imprime un sello al liceo, un propósito moral y metas comunes que alinean e involucran a toda la comunidad educativa en el proceso formativo. Dentro del equipo directivo resalta especialmente la figura del director, quien lidera el proceso de mejoramiento des- de sus inicios por medio de su gran carisma, visión estratégica y capacidad de gestionar múltiples proyectos en paralelo. Si bien ha logrado distribuir su liderazgo en su equipo directivo y en otros docentes del liceo, parece evidente que una parte importante de los cambios se deben a la adhesión que genera su figura, lo que abre la pregunta de qué pa- sará cuando no esté. De ahí la importancia de seguir potenciando otros liderazgos y una bien pensada planificación de su sucesión.
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