El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

388 Nicole Bustos, Xavier Vanni encuentra la mayoría de los alumnos, fuertemente identificada con la cultura del liceo, y por otro, aquellos que se sienten más distantes a esta cultura y más cercanos a expresiones juveniles típicamente urbanas, que encuentran expresión en el uso libre del cabello y ves- timenta, uso de aros, valoración de los grafitis, etc. El discurso juvenil revela cierto nivel de intolerancia y baja aceptación de sus diferencias mutuas. Para aquellos más identifi- cados con el liceo, ser alumno del Fenner es algo que «se gana», y manifiestan un cierto rechazo hacia quienes no han hecho ese esfuerzo, mostrando un «mal comportamiento», que arruina la imagen del establecimiento. «Uno anda correctamente uniformado, con camisa todo el día, ¡y este anda con polera de otro color! (…) eso igual es medio penca (…) porque uno de repente quiere sobresalir con su curso, es decir ser una referencia, y ellos lo arruinan» (estudiantes). Por otra parte, los alumnos más cercanos a las culturas juveniles urbanas, se burlarían de los otros estudiantes llamándolos «los perfectos», «flo- reritos», o incluso pidiéndoles que «hablen en chileno», aludiendo a su correcto uso del lenguaje, que sin llegar a ser un problema, el establecimiento trabaja sistemáticamente con un Plan de fomento de la Autoestima Académica y Motivación Escolar. Apoyo integral al estudiante Como respuesta a la creciente complejidad de las nuevas generaciones de estudian- tes, en 2005 se incorpora una orientadora para ocuparse del área de apoyo psicosocial del liceo. Paulatinamente, esta área comienza a sumar profesionales, independizándose de UTP alrededor de 2012 y conformándose como un departamento en sí mismo, con sus propios objetivos y planes de trabajo. Esta nueva división también significó una diferen- ciación de los roles y funciones con Inspectoría General, la cual, manteniendo un énfasis en la convivencia y disciplina, quedó a cargo del equipo de inspectores. Entretanto, el Departamento Biopsicosocial se encarga del apoyo psicosocial, contando con un equipo compuesto por un asistente social, un psicólogo clínico y un técnico paramédico. Además de estos profesionales, el liceo asignó un rol clave en lo psicosocial a los asistentes de la educación y los profesores acompañantes, quienes se encuentran más cercanos a los jóvenes, los primeros por la naturaleza de su trabajo, y los segundos por la responsabilidad que han asumido como tutores. Aunque formalmente solo hace pocos años la SNA comenzó a llamar profesor acompañante al profesor jefe, este cambio de nombre contribuyó a explicitar el rol que los docentes ya venían desarrollando desde hace más de una década. El profesor acompañante se encarga de monitorear y apoyar a los estudiantes de un determinado curso en lo referente a sus necesidades emocionales, sociales, psicológicas, etc., estableciendo una relación cercana con cada uno, que en mu- chas ocasiones continúa más allá del egreso. Es un rol que exige habilidades de empatía, escucha e influencia. De acuerdo a los estudiantes, «el profesor jefe siempre termina siendo la mamá o el papá, escuchando los problemas del alumno, o viendo en qué pue- de ayudar». Para promover esta figura, el establecimiento le asigna horas de la jornada laboral docente, así como el acompañamiento del Departamento Biopsicosocial, que

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=