El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
383 «creer para ver»: derribando sus propios límites especial al ingresar a la institución; son acompañados por los directivos y por otros pro- fesores, reciben planificaciones y evaluaciones y son objeto de observación y retroalimen- tación. Aunque los profesionales de la UTP admiten que la formación de estos docentes es un desafío, reconocen que sus principales debilidades se manifiestan en los momentos teóricos de las clases y no en los prácticos, y que a menudo las estrategias que utilizan son apropiadas en términos pedagógicos: «En un alto porcentaje manejan estrategias di- dácticas de manera informal, por decir, ellos aplican el aprendizaje basado en proyectos, pero no saben que se llama aprendizaje basado en proyectos». Trabajo cooperativo en departamentos Siguiendo una estructura que se remonta a los primeros días del liceo, los profeso- res están organizados en equipos para planificar los procesos de enseñanza de manera cooperativa. Estas unidades cambiaron paulatinamente de forma a medida que el es- tablecimiento crecía, y con ello la cantidad de docentes, pero siempre mantuvieron su funcionamiento, dando coherencia al trabajo pedagógico y favoreciendo el aprendizaje profesional entre pares. Como señala un profesor, «acá se hace escuela». Este recorrido les ha permitido madurar una concepción propia y compartida del trabajo cooperativo, el que es definido por los actores como el trabajo colectivo en torno a metas comunes, diferenciándose del trabajo colaborativo, el cual se relacionaría con el apoyo a otros, sin implicar una responsabilización colectiva por el cumplimiento de una meta. Los departamentos constituyen hoy las unidades base en que se materializa este trabajo cooperativo. Están conformados por los docentes de una misma asignatura o especialidad, que disponen de tiempo semanal para resolver temas administrativos en conjunto, planificar clases, articular los distintos niveles de enseñanza, construir mate- riales didácticos y evaluaciones, hacer seguimiento a los estudiantes, etc. Los departamentos deben, asimismo, fijarse objetivos y metas anuales, por cuyo grado de cumplimiento responden periódicamente ante la UTP, a través de reportes de avance que reciben retroalimentación de acuerdo a su coherencia con los propósitos ins- titucionales. En línea con lo anterior, cada departamento escoge, bajo distintos criterios, un representante ante la UTP y el resto del liceo, aunque su estructura de funcionamien- to es horizontal. Otra de sus responsabilidades es presentar, cada semestre, su trabajo al resto del cuerpo docente, en un espacio en el que «se va dando algo muy constructivo en donde se plantea una temática y los demás colegas participan. O sea todos participamos y aportamos (…) eso es bueno porque de repente cuando uno se encierra mucho, uno lo puede estar haciendo mal» (docente). Esto se apoya en una sólida relación de confianza profesional entre colegas, que favorece la autonomía para proponer y mejorar el trabajo que se está haciendo. Los departamentos de Lenguaje y Matemática resaltan como ejes de la articula- ción entre las asignaturas de formación general y de especialidades. Así, cada uno tiene
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