El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
371 «creer para ver»: derribando sus propios límites «Para mí [lo más característico de este liceo] es la calidad humana de las personas que tra- bajan aquí, uno tiene colegas en otros lados, conoce otras realidades, y la forma de recibir a los niños no es la misma. Aquí los chicos se sienten queridos, sienten preocupación, saben que si hacen alguna tontera va a haber ahí alguien… porque hay otros lados donde da lo mismo, como dice XXX, faltó el niño una semana, dos semanas, da lo mismo, pero aquí no da lo mismo» (docente). La celebración del Día del Alumno es un buen ejemplo de lo anterior. En ese mo- mento los docentes y directivos se visten de garzones para ofrecer un almuerzo especial a los estudiantes y ponerse a su servicio. Por otro lado, entre los actores escolares existe la convicción de que el liceo no es solo un lugar para el desarrollo de competencias académicas o técnicas, sino también para formar personas. A la pregunta de si sienten que el liceo le da más imporancia a algún aspecto de la formación en particular, los jóvenes responden: Estudiante 1: Los valores, eso es lo principal. Estudiante 2: Presentación personal igual. Estudiante 3: No sirve mucho ser el mejor alumno, tener las mejores notas, si no tienes valores positivos y fuertes. Estudiante 1: Antes de ser bueno, es como... en conocimiento, está ser bueno como perso- na, eso es lo que más se nos recalca siempre. Altas expectativas y mística institucional Otro elemento que distingue al liceo es lo que los docentes y directivos llaman «cultura de las altas expectativas», que se expresa en una gran motivación y confianza en las capacidades de sus estudiantes y lo que pueden lograr en sus vidas. Los alumnos son animados a trabajar en empresas prestigiosas, alcanzar estudios superiores o desarrollar emprendimientos laborales. Pero más allá de esto, docentes y directivos declaran que el propósito fundamental es que sus estudiantes logren construir un proyecto de vida que los haga felices, que les permita insertarse positivamente en la sociedad entregando lo mejor de sí mismos. Los jóvenes son estimulados a ser los mejores mediante diversas estrategias, como charlas motivacionales realizadas por el director a los diferentes cursos, refuerzos positi- vos constantes de sus profesores y la posibilidad de ejercer roles de ayudantes o líderes en diversas tareas dentro o fuera de la sala de clases o de los talleres de especialidad, todo lo cual fortalece la confianza en sus capacidades. A lo anterior se suman las múltiples instancias de reconocimiento y premiaciones en variados ámbitos relacionados con lo académico, deportivo, cultural, o personal. Todo esto ha generado mística e identifica- ción con el establecimiento, observándose un sentido de competencia con otros liceos en relación a las actividades deportivas, académicas o culturales. Esto no siempre fue así,
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