El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
La dignificación de la experiencia educativa técnica en el mundo rural 363 Durante la década se ha logrado mejorar los medios de trabajo de los docentes, prin- cipalmente a través de la introducción de tiempos no lectivos para la labor técnica y el impulso del trabajo colectivo en departamentos, junto a múltiples mecanismos de apoyo a la enseñanza tanto dentro como fuera del aula. La comunidad se ha hecho cargo de los vacíos de aprendizaje con que ingresan sus estudiantes, los que son abordados a través de planes de nivelación con énfasis en los ámbitos de literacidad y números. A la vez se ha instalado la premisa de que todos los estudiantes pueden aprender, lo que significó un fuerte trabajo de desarrollo de autoestima académica de los estudiantes y un abordaje permanente de los alumnos que presentan más dificultades. No menos importante es la puesta en valor de la formación TP en un contexto nacional de fuerte precarización y desprestigio de esta, ofreciendo especialidades bien equipadas y en estrecha sintonía con el entorno productivo y el mercado laboral local. Uno de los elementos más destacables de esta trayectoria es la atención entregada al bienestar socioemocional de los alumnos y la importancia dada a la cercanía y empa- tía entre profesor y alumno. Este enfoque ha incidido positivamente en la autoestima, compromiso y sentido de pertenencia de los estudiantes con el liceo, mejorando la dis- posición al aprendizaje y favoreciendo el aumento de expectativas de los jóvenes en sus propias trayectorias educativas y en sus proyectos de vida. Visto en su propia perspectiva histórica, la trayectoria del liceo es destacable, pues la misma escuela que a inicios de la década de 2000 preparaba a niños de 11 o 12 años para trabajar en el campo, hoy en día, manteniendo su vocación agrícola, ha diversificado su formación técnica, conectándola tanto con el mundo laboral como con las instituciones de educación superior. A la par, ha logrado que sus estudiantes obtengan resultados en pruebas de medición de aprendizajes ampliamente superiores a sus pares y que muchos de ellos se proyecten hacia la educación superior o bien se encaminen a un plan de vida alternativo. En este lapso de tiempo el liceo sigue estando aislado de centros urbanos, y sus alumnos son esencialmente los mismos, jóvenes que mayoritariamente provienen de zonas rurales y viven internos de lunes a viernes. Desde la perspectiva nacional, considerando que el 90% de la matrícula de la mo- dalidad TP está compuesta por alumnos de los dos menores quintiles de ingreso y que dentro de esta modalidad los sectores agropecuarios y de alimentación –junto al madere- ro– concentran a los estudiantes cuyos padres han alcanzado menor escolaridad y perci- ben menores ingresos (Mineduc, 2011), los resultados del liceo son aún más relevantes. En los próximos años, el liceo deberá responder algunos desafíos si quiere profundi- zar sus logros. El primero refiere a la atención de la diversidad de alumnos, considerando dentro de ellos a los estudiantes aventajados que encuentran escasas oportunidades para potenciar sus talentos. Asimismo, si se quiere mejorar las oportunidades de continuidad de estudios postsecundarios y avanzar en la entrega de una formación más integral, es recomendable buscar formas para diversificar las opciones curriculares. Algunas alterna- tivas son los talleres optativos de las asignaturas cuya carga horaria se reduce en la etapa
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=