El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
360 Loreto de la Fuente, Mariana Contreras «Tenemos que empezar algo tan básico como enseñarle a usar el baño ¿ya? Porque ellos to- davía tienen pozo negro, el tema de bañarse todos los días» (equipo directivo). En el mismo sentido, el internado protege a los jóvenes que realizan algún tipo de trabajo de tener que ocuparse en ellos durante la semana, pues efectivamente, muchos alumnos asumen tareas domésticas o ligadas al trabajo agrícola, mientras que otros rea- lizan labores remuneradas, principalmente como temporeros o trabajadores agrícolas. 7 De este modo, para los internos, todos los tipos de trabajo quedan restringidos a fines de semana y períodos de vacaciones. Ser joven y alumno en un liceo e internado rural El régimen de internado lleva a los estudiantes a establecer lazos profundos con sus pares, sus profesores, y también con el propio liceo. Las resistencias iniciales de la lle- gada pronto se invierten, hasta el punto de que empiezan a considerar al liceo como su segunda casa. Allí es donde estudian, pero también es donde transcurre buena parte de su juventud, donde están con sus amigos, pololean y pasan el tiempo libre después de clases. Quizás por ello no vimos en los jóvenes ninguna oposición a la cultura del liceo, sino todo lo contrario. El liceo adopta una doble actitud frente a las expresiones juveniles. Por un lado, como hemos dicho, prohíbe los piercing , perforaciones o uso de tinturas en el pelo, y aunque admite el pololeo entre pares, restringe las expresiones púbicas de cariño. Por otro, frente a situaciones como embarazos y maternidad, es altamente receptivo, ofrece múltiples apoyos y oportunidades para sobrellevar el proceso y continuar estudios. «Acá el liceo no es discriminatorio en eso, da muchas oportunidades; incluso cuando la chica es querida adentro, la inspectora como que le dice que deje su guagüita. De repente eso de ver a niñitos caminando aquí y no sabes de quién son, de repente cuando vienen con sus mamás y ahí vuelven» (estudiante de 4° medio). En general, los alumnos sienten que sus problemas e intereses juveniles tienen cabi- da y expresión en la institución y que esta, desde un enfoque formativo, aborda consis- tentemente temas como la sexualidad y las conductas de riesgo asociadas al consumo de drogas y alcohol, entre otros, al tiempo que ofrece variadas actividades extracurriculares que responden a sus intereses. La oferta de estas últimas ha ido aumentando durante la década y en los últimos años además se han ligado a la participación en campeonatos, concursos y presentaciones externas. Por venir en su mayoría de entornos rurales, los estudiantes son vistos por sus profe- sores como niños con una cuota mayor de humildad e ingenuidad a los de la ciudad. En la práctica esta visión se traduce en una actitud sobreprotectora. Asimismo, los murales 7 Un estudio realizado en 2016 por América Solidaria y la ONG Canales sobre liceos TP de la Región de los Lagos, afirma que el 32% de los estudiantes de esta modalidad realiza alguna forma de trabajo (semanalmente, sólo los fines de semana, por temporadas) remunerada o no.
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