El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

La dignificación de la experiencia educativa técnica en el mundo rural 357 vamos a ir a ganar; y si no ganamos, no importa, siempre y cuando hayamos ido y hayamos dado lo mejor. Pero si vamos mal preparados nos va a llamar la atención» (profesores). VI. C onvivencia y culturas juveniles De la normalización de la disciplina al abordaje integral de la convivencia Como se ha dicho, una de las primeras acciones de Joel Vásquez al asumir su cargo fue normalizar la disciplina estudiantil mediante la aplicación rigurosa del Reglamento de Convivencia. Esto lo llevó a cancelar la matrícula a cerca de 40 alumnos de todos los cursos antes de su primer año de gestión. «Tenía que haber un orden, y él empezó a ordenar de primera a los alumnos. A final de año hicimos una barrida enorme donde sacamos hartos alumnos que estaban puro dañando el sistema; de alguna u otra forma había que podar, ese era el tema. De ahí se preocupó del uniforme (…)» (profesores). Desde entonces, el liceo aplica normas estrictas de cumplimiento de horarios y res- ponsabilidades, presentación personal e higiene. En los primeros dos niveles el regla- mento se aplica sin variaciones; mas, en la medida en que los alumnos se encuentran socializados bajo estas formas, en III y 4° medio, van ganando progresivamente ciertas libertades. Por ejemplo, pueden dormirse o levantarse más tarde de lo estipulado en los horarios oficiales o relajar el uso del uniforme en ciertas instancias. «Nosotros llegamos, la primera noche, el año pasado, y me acuerdo que llegamos y toda esa semana pasamos castigados todos los de primero, porque uno se escapó el primer día» (estudiantes de 2° medio). Algunas de las normas sirven para acostumbrar a los jóvenes a las exigencias que tendrán en futuros contextos laborales. Por ejemplo, el énfasis en la presentación perso- nal e higiene se acentúa en el caso de los estudiantes de Gastronomía, que, entre otras medidas, no pueden llevar ni el pelo ni las uñas largas. Los alumnos consideran que el liceo es estricto pero no extremo, y en general, adhie- ren a sus exigencias. Hay quienes también las ven como una forma de cuidado y preocu- pación que los diferencia de otros establecimientos altamente permisivos. Sin embargo, reconocen que algunos compañeros han abandonado la institución por no adecuarse a las normas, pues aunque las expulsiones son poco comunes, determinadas faltas con- sideradas graves –como el consumo de drogas y alcohol–, o la acumulación de faltas menores, pueden ser castigadas incluso con la suspensión del beneficio de internado, lo que finalmente obliga al estudiante a retirarse. Las sanciones pueden extenderse hasta por un año o más.

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