El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

346 Loreto de la Fuente, Mariana Contreras Según el equipo directivo, el PIE es uno de los elementos que motivan a los padres a matricular a sus hijos en el liceo, y dada su magnitud y múltiples usos, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, no constituye un estigma para los alumnos atendidos, sino que es visto como un beneficio. Los docentes y los propios estudiantes advierten que algunos jóvenes intentan entrar al programa aun sin tener dificultades: «Todos los niños ahora buscan ser del PIE y abusan del sistema algunos, o sea saben que los van a evaluar con el 50%, o saben que les van a sacar algunos ítems, entonces no se es- fuerzan mucho, o sea ellos saben que ya, por ser del proyecto de integración, son distintos» (profesores). Asistentes de aula y horas no lectivas Desde 2013, gracias a los recursos de la Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP), se cuenta con asistentes de aula que apoyan al profesor principalmente en el control de la disciplina, el trabajo con estudiantes rezagados y labores administrativas. Algunos, además, ejercen codocencia en el aula, asisten a los talleres de preparación de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), y en algún momento de la década realizaron reforzamientos de asignatura. Al principio solo se contrataron para Lenguaje y Mate- mática, pero desde 2015 se han expandido a todas las asignaturas del plan general. Se trata generalmente de alumnos de los últimos años de Pedagogía o recién egresados; y algunos, con el tiempo, se han convertido en profesores titulares del establecimiento. Gracias a ellos ha sido posible aumentar las horas no lectivas de los profesores. Hoy en día los profesores tienen entre 45% y 55% de tiempo no lectivo. «Yo de hecho trabajaba muchísimo porque tenía muchas horas pedagógicas, reforzamien- tos, taller PSU y me llevaba trabajo para la casa, sin tiempo para la planificación. Ahí nos contrataron una ayudante de aula y ella se encargó de los reforzamientos, luego contrataron otra y así yo pude ir respirando un poquito más» (profesores). Sumando a los asistentes y a las educadoras del PIE, es común que en una clase haya hasta tres profesionales. Si bien existen los espacios de trabajo colaborativo entre profesores y educadoras, y entre docentes y asistentes de aula, estos, como se dijo antes, no siempre son efectivos, de modo que la coordinación entre estos profesionales es uno de los desafíos que debe abordar el liceo. ¿Y los alumnos avanzados? Limitaciones de la gestión de la heterogeneidad El liceo despliega muchos esfuerzos en los alumnos con dificultades o de rendimien- to promedio. En el camino, sin embargo, ha descuidado a los alumnos aventajados, quienes consideran que la exigencia es baja y que las materias tienden a ser repetitivas. Estos estudiantes solo pueden aspirar a convertirse en tutores de sus pares durante las semanas intensivas o, por iniciativas aisladas de sus profesores, a ser tutores en clases regulares.

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