El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
Macarena Hernández, Fabián Guajardo 324 «Pero yo de hecho estoy sorprendido de la calidad de alumnos que hay, en general. Porque este es un colegio muy carente de conflictos. Además que somos re exagerados cuando sucede algo. Yo les digo a los alumnos que voy a hacer lo que tengo que hacer» (integrante equipo directivo). Por otra parte, tanto docentes como directivos expresan que el orden que han logra- do establecer, se encuentra tensionado por el inicio de la implementación de la Ley de Inclusión, que identifican como un límite para sus alternativas de acción ante situaciones conflictivas. Por ello, plantean la necesidad de actualizar sus procedimientos de acuerdo a la normativa, enfatizando que «esto no significa que no vaya a haber expulsiones o can- celaciones de matrícula, [sino que] lo que se tiene que velar es porque se haga el proceso y porque nosotros demostremos que a este niño lo apoyamos y que ya no queda mucho por hacer» (integrante equipo directivo). Diversidad de los estudiantes y culturas juveniles Un rasgo relevante dentro de la convivencia del centro escolar es el contraste entre un fuerte discurso que apunta a cuidar la homogeneidad del alumnado y las tensiones que provocan las expresiones culturales y juveniles de los actuales estudiantes del liceo. Bajo un fuerte apego y valoración del perfil del «alumno del pasado», los docentes –par- ticularmente los de más antigüedad– son críticos a que los espacios escolares se hayan abierto a expresiones culturales juveniles contemporáneas, por el descuido de la presen- tación personal, el vocabulario o el comportamiento, y también por la mayor diversidad sexual de los alumnos. Los estudiantes valoran el ambiente protegido de la escuela, pero estiman que la preocupación de la institución por integrar sus expresiones culturales se limita a los talleres de convivencia, que muchas veces contrastan con posturas adversas de parte de profesores ante, por ejemplo, las vestimentas fuera de regla ( piercing y cortes de pelo, entre otros) y las manifestaciones afectivas entre estudiantes con identidades de género diversas (LGBTI). «Ya, por ejemplo, en 1° medio yo empecé con ese tema [homosexualidad] y fue un año desastroso porque había una profesora que era homofóbica, entonces estuvo ahí, ahí, ahí. Y cualquier cosa que veía [llamaba] al inspector. Entonces me citaron apoderados muchas veces y estuvo mal. Yo considero que son más estrictos con las parejas homosexuales que las heterosexuales» (estudiante). La convivencia escolar de la enseñanza media del liceo se encuentra hoy en día en una tensión con los principios de la inclusión y la diversidad fomentados por la política pública nacional: «A nosotros nos cambiaron el colegio con la Ley de inclusión. Nos lo cambiaron porque éramos muy severos con cosas como el pelo, los piercing . Aún no dejamos que usen celular en la sala de clases, a no ser que esté en función de la clase. (…) uno pasa y se topa con una
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=