El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?

228 Mariana Contreras, Cristián Bellei «Yo puedo tener hoy día alumnos trabajando en un laboratorio de la Universidad del Bío- Bío, o de un instituto profesional como Virgilio Gómez o de Inacap, así como también ellos pueden estar aquí aprovechando nuestro equipamiento» (director). En los últimos años el Liceo San Nicolás ha seguido generando nuevas alternativas de desarrollo para los jóvenes. En 2013, por ejemplo, a pesar de las siete opciones de especialización que ofrecía en el ciclo de formación diferenciada, un grupo de estudian- tes estaba disconforme porque aspiraba a formarse en alguna institución de la defensa nacional. En respuesta a su petición se creó un curso de fuerzas armadas. Ese primer año, fuerzas armadas fue junto al químico-biológico, el curso que concentró mayor cantidad de estudiantes. «De repente, aparece un grupo de niños de segundos medios y me dicen ‘director, noso- tros no queremos ser ni técnicos, ni tampoco nos interesa la universidad’, entonces les dije ‘qué quieren’. ‘No, es que nosotros –con vergüenza me decían– siempre hemos querido ser carabineros’. Yo la pensé bien, y yo dije ‘bueno, si yo voy con una propuesta al ministerio, sé que me van a decir que no, que eso no puede ser’, porque a ellos tú no los puedes sacar de la norma. Entonces dije ‘bueno, qué me piden los chiquillos, quieren que las horas de Educación Física, más otras, sean de instrucción militar ¿lo puedo hacer? Sí’. Psicología para prepararlos en dos años para dar el examen psicológico, sí, con la SEP [Subvención Escolar Preferencial] tengo psicólogo, aumento uno más y les doy exclusividad. El currículo de Historia, que era diverso, lo centro y lo apunto a la prueba que tienen que dar en Historia» (director). Atraídos por las especialidades, los buenos resultados y las múltiples oportunidades de formación, la matrícula aumenta cada año y los postulantes generalmente duplican o triplican las vacantes disponibles. «Después llegaron muchos niños de afuera. O sea, llegaban niños de Coelemu, que estamos a 90 kilómetros de allá. Señora ¿por qué se viene para acá? No porque mi hijo quiere ser ca- rabinero, mi hijo quiere ser de la aviación. ¿Y por qué no se queda en su colegio? No porque allá nadie los pesca, dicen los chiquillos, o sea nadie se interesa por ellos» (equipo directivo). En el afán de encontrar un lugar para cada estudiante, en 2015 el San Nicolás transformó su jornada de educación nocturna para adultos en una modalidad vespertina intermedia, pensando en sus alumnos que por diferentes dificultades no pueden asistir en jornada completa regular o se encuentran en alto riesgo de deserción, así como en otros jóvenes de edad escolar que no asisten a clases. «Nosotros teníamos un compañero que no venía nunca, tenía problemas en la casa, y en ter- cero se fue a la jornada de la tarde y ahora está estudiando en la universidad, está estudiando Pedagogía en Matemática en la U. del Bío» (estudiantes 4° medio). El modelo pedagógico-curricular del liceo sigue expandiéndose. Desde 2014, el sis- tema de especialización de Música se aplica a Artes Visuales y Educación Física; las agru- paciones flexibles se introducen en las clases de idiomas y en las de orquesta. En el plano

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