El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
Educación pública de vanguardia para la justicia social en el mundo rural 225 reforma curricular de 1998 había terminado con su obligatoriedad. En 2009, mediante el PASCH («Los colegios: socios para el futuro») de la embajada de Alemania, se comien- za a enseñar alemán y un año después se suma el chino mandarín a la oferta de idiomas extranjeros. Los alumnos debían elegir dos idiomas al año y las horas destinadas a estas materias aumentaron de dos a cuatro. El establecimiento suscribió convenios con insti- tuciones como la Alianza Francesa, el Goethe Institut y el Instituto Confucio, a través de los cuales los jóvenes pueden certificar sus competencias en estos idiomas y acceder a becas de estudios en países extranjeros. La música y los idiomas pasaron a ser preponderantes en el currículo y para profun- dizar su aprendizaje, se sumó una gran oferta de talleres extracurriculares en ambas áreas. A lo anterior añadieron opciones de acceder a pasantías, así como de representar al liceo en campamentos y concursos nacionales e internacionales. «Tuvimos que negociar fuertemente que nos aceptaran enseñar los cuatro idiomas porque en una región y en un país donde la comprensión lectora siempre ha estado baja, nos dije- ron a mí y al director ‘¿cómo Uds. piensan implementar tres idiomas aparte del inglés si los niños no comprenden el español?’. Eso fue lo duro» (equipo directivo). Junto a estas innovaciones, el liceo continuaba enfrentando el desafío básico de superar el desfase curricular de ingreso de sus alumnos. La coordinadora de la Unidad Técnica Pedagógica (UTP) recuerda: «era tal la desesperación de cómo nivelar a los ni- ños que tenían conducta de entrada de 5°, 6° básico y cómo tomaba todo el currículum de 1° medio». Para abordarlo, en 2009 crearon un sistema de agrupamiento interno de estudiantes basado en niveles de aprendizaje, cuyo principal atributo es la flexibilidad. Según un diagnóstico inicial, los alumnos son distribuidos en tres o cuatro niveles de exigencia. Esta medida se introdujo inicialmente en Lenguaje y Matemática y solo en algunos grados. Hacia 2009, gracias al atractivo suscitado por las especialidades TP, el liceo había duplicado su matrícula inicial y poco a poco, postulando a fondos públicos, había ido ampliando su infraestructura. Al finalizar este periodo, a fin de sustentar las innovacio- nes curriculares, la creciente complejidad del trabajo técnico-pedagógico y el crecimien- to de la planta docente, la UTP se amplía, creándose el cargo de Directora Académica, que asume la coordinadora de Matemática, quien desde ese momento lidera toda la gestión pedagógica y curricular del liceo. La antigua jefa de UTP pasa a encargarse de convenios y relaciones externas, además de la presentación de planes propios ante el Mi- neduc, entre otras funciones, mientras se mantiene en su cargo a la inspectora general, quien es apoyada por una encargada de convivencia escolar. Esta tríada de docentes que se mantiene en el liceo desde su origen trabaja estrechamente con el director y ha sido parte estructural de sus logros en cada etapa.
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