El liceo en tiempos turbulentos: ¿Cómo ha cambiado la educación media chilena?
Educación pública de vanguardia para la justicia social en el mundo rural 221 de ampliar sus instalaciones con vistas a la introducción de la Jornada Escolar Completa (JEC), el establecimiento se dividió, dando origen a la Escuela Sergio Martín Álamos, que continúa funcionando en el edificio contiguo a la municipalidad, y al Liceo San Nicolás C-93, que inaugura nuevas dependencias en un predio adyacente al recinto de- portivo comunal. Su actual nombre «Liceo Bicentenario de Excelencia Polivalente San Nicolás» refleja los cambios experimentados desde entonces. En 2003 la matrícula del liceo era de aproximadamente 350 estudiantes. La prueba Simce de 2° medio de 2001-2003 arrojó resultados de 229 puntos en Lenguaje y 227 en Matemática. La gran mayoría de sus estudiantes se encontraba en el Nivel de Apren- dizaje Insuficiente en Lenguaje (71%) y en Matemática (69%). Por contraste, solo un 7% y un 3%, respectivamente, alcanzaba el Nivel de Aprendizaje Adecuado en dichas asignaturas. Al egresar, los resultados no eran mejores: el año 2005, diecinueve alumnos rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y obtuvieron en promedio 358 puntos en Lenguaje y 380 en Matemática. Hasta 2006, el liceo contaba con nueve cursos de I a 4° medio, que incluían un curso HC y tres de especialidades Técnico-Profesionales (TP), atendidos por cerca de 40 profesores. En la década siguiente la comunidad experimentó un crecimiento explosivo. «Ni siquiera me puedo acordar cómo era el liceo cuando llegamos en séptimo porque ha cambiado mucho», afirma un estudiante de 4° medio. En 2017 la matrícula se había cuadruplicado, alcanzando los 1400 alumnos distribuidos en 36 cursos: ocho de 7° y 8° básico, doce de I y 2° medio, y dieciséis de III y 4° medio. La planta docente constaba entonces de 140 profesionales. La formación diferenciada TP se amplió a cuatro espe- cialidades técnicas, mientras que el área HC se diversificó también en igual número de alternativas. El promedio Simce en 2° medio aumentó en 2016-2017 a 289 puntos en Lenguaje y 326 en Matemática, esto es, 50 y 77 puntos por sobre el promedio de su Gru- po Socioeconómico (GSE) de comparación (medio-bajo). Además, un 48% y un 60% de los jóvenes alcanzó el Nivel Adecuado en ambas asignaturas, respectivamente, al tiem- po que el porcentaje que se mantenía en Nivel Insuficiente se reducía a 17,5% y 6,3%. Las tasas de reprobación y retiro, por su parte, alcanzaban, en 2016, al 3,8% y 1,6% de los alumnos de enseñanza media, y al 0,8% y 0% de básica, respectivamente. El avance en los resultados PSU ha sido incluso más notable: los egresados de 2018 obtuvieron un promedio de 532 en Lenguaje y 559 en Matemática, un impresionante incremento de más de 1,7 desviaciones estándar respecto a 2005, logro aún más significativo toda vez que el grupo de alumnos fue 10 veces mayor en 2018 (198 alumnos rindieron la PSU ese año). Este mejoramiento en los indicadores de desempeño y el crecimiento que ha expe- rimentado el liceo son resultados de grandes transformaciones introducidas desde 2003. Para estudiar esta evolución, la dividimos en tres períodos que dan cuenta de los cambios e innovaciones curriculares y pedagógicas que han contribuido a formar un proyecto educativo complejo y de altos estándares.
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